Napoléon Bonaparte tuvo una vida igual de controvertida que su muerte. Nació francés por casualidad, solo un año después de que Francia comprara la isla de Córcega a la República de Génova, y construyó un imperio bajo la bandera de ese país.
De nombre Napoleone di Buonaparte, que cambiara luego por el afrancesado Napoleón Bonaparte, era hijo de María Leticia Ramolino, perteneciente a la nobleza corsa, y Carlo Buonaparte, un abogado de dudoso éxito. Tuvo 12 hermanos, de los cuales sobrevivieron cuatro varones: José, el mayor; Lucien, Luis y Jerónimo, menores que Naopleón y tres mujeres: Elisa, Paulina y Carolina.
Se casó dos veces. Primero con Josefina de Beauharnais, una viuda mayor que él, de la que se divorció porque no podía darle un heredero. Luego, contrajo matrimonio con María Luisa de Habsburgo-Lorena, hija de Francisco I de Austria, quien le dio el único heredero legítimo, Napoleón II; quien murió sin dejar descendencia.
Estatua de Napoleón. (Créditos. Flickr/zigazou76).
La altura del Emperador
Los soldados llamaban afectuosamente a Napoleón “Le petit caporal” y coreaban su nombre antes de las batallas. Este término fue usado despectivamente por los ingleses para burlarse de Napoleón haciéndolo parecer bajito y medio loco. Pero, según la autopsia, medía 1,69m; estatura mayor a la media francesa de la época (1,64m) e inclusive un centímetro más alto que los ingleses promedio (1,68m).
Contribuyeron a esta leyenda los soldados de su guardia imperial que, por requisito de Napoleón, debían medir como mínimo 1,78m y los de su guardia personal 1,70 m. Esto hizo que siempre estuviera rodeado de soldados más altos que él, lo que contribuía a la percepción de su baja estatura.
¿Fueron las hemorroides las causantes de la derrota de Waterloo?
Se dice que alguna vez el ayuda de cámara de Napoleón escribió “el emperador montaba a caballo sin gracia… y creo que no siempre habría logrado estar sin caerse…” Esto, posiblemente era debido a las hemorroides que padeció desde temprana edad.
Las hemorroides son venas inflamadas alrededor del ano o en la parte inferior del recto. Generalmente, y este fue el caso de Napoleón, son consecuencia del estreñimiento y el esfuerzo consiguiente por evacuar el intestino. Se tiene conocimiento que fueron tratadas con sanguijuelas para reducir la hinchazón y en la campaña de Sajonia, al no tenerlas disponibles, con baños tibios y acetato básico de plomo. En Waterloo, las hemorroides eran internas y formaron un prolapso trombosado, es decir, que una parte del recto salió por el ano, causándole un dolor intenso. Esto le provocó dificultades para cabalgar y le impidió concentrarse plenamente en el desarrollo de la batalla.
Sarcófago de Napoleón, en el Palacio Nacional de los Inválidos, París (Créditos: Flickr/frozenchipmunk).
¿Quién mató a Napoleón?
Después de la derrota de Waterloo, Napoleón fue desterrado a una isla del Atlántico sur, Santa Elena, donde vivió sus seis últimos años. Si bien la autopsia practicada establece como causa de muerte un cáncer de estómago, esta se puso en duda después de hallar arsénico en los cabellos del emperador y cobró fuerza la teoría del envenenamiento, reforzada por los propios dichos de Napoleón que, desde su llegada a la isla, sostuvo que “la oligarquía inglesa” lo estaba envenenando.
Con el advenimiento de técnicas específicas para buscar trazas de oligoelementos en cabellos individuales, en la década del 60 del siglo pasado, se reportaron altas concentraciones de arsénico en cabellos de Napoleón, lo que reflotó las teorías del envenenamiento.
Estudios posteriores, con técnicas de activación de neutrones, analizaron cabellos de Napoleón recogidos cuando era niño, durante su exilio en la isla de Elba, un día antes de su muerte y un día después de la misma. También analizaron cabellos de su hijo legítimo, recogidos en tres épocas distintas. Todas estas muestras se compararon con el contenido de arsénico de cabellos de 10 personas vivas. En primer lugar, constataron que los cabellos antiguos tenían dos veces más concentración de arsénico que los de personas vivas y que no había diferencias significativas entre el contenido de arsénico de los cabellos de Napoleón tomados el día de su muerte con las tres muestras de su hijo. También pudieron observar valores similares entre las muestras tomadas cuando Napoleón era niño con las del día de su muerte y el posterior. Estos resultados echan por tierra la teoría del envenenamiento y el arsénico encontrado en sus cabellos, probablemente es resultado a la exposición crónica debida a factores ambientales, tratamientos terapéuticos y comida de la época.
Más de 200 años después de su muerte, un grupo de médicos usando tecnología moderna y comparando los resultados con lo descripto en la autopsia, coincidió en que los síntomas reportados por el médico de Napoleón se correspondieron con un cáncer gástrico difuso, posiblemente hereditario; ya que su padre y su hermana Paulina también murieron a causa de la enfermedad.
Menos del 3% de los carcinomas gástricos tienen una herencia genética clara y entre el 10-20% son formas esporádicas de cáncer gástrico difuso en las cuales no se puede hacer una correlación familiar.
El cáncer gástrico difuso hereditario no es un tumor, sino que las células cancerosas se multiplican por debajo de la mucosa estomacal dando como resultado un recubrimiento grueso y rígido de la pared gástrica. Los síntomas más frecuentes de esta enfermedad son dolor de estómago, vómitos, inapetencia y pérdida de peso. Napoleón presentó todos y cada uno de ellos y su autopsia reveló dos lesiones en el estómago. Una, grande con bordes endurecidos e irregulares, y otra más pequeña que penetró la pared y alcanzó el hígado.
Casi el 40% de los casos se deben a alguna de las 120 mutaciones encontradas en el gen CDH1, que codifica la proteína E-cadherina. Esta evita que las células crezcan y se dividan de manera incontrolada para formar tumores.
Actualmente es un tipo de cáncer de difícil detección temprana y por lo tanto con escasa sobrevida. Por lo que, si Napoleón viviera en el siglo XXI probablemente correría la misma suerte que le tocó en el siglo XIX.
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Ingeniera agrónoma, mejoradora de plantas y apasionada por la ciencia. Trabajando siempre por acercar la ciencia a los más jóvenes.—
@fabibiotec
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