Revista Salud y Bienestar

El asma es la enfermedad crónica más prevalente en la edad pediátrica

Por Fat

El asma es la enfermedad crónica más prevalente en la edad pediátrica
El asma es la enfermedad crónica más prevalente en la edad pediátrica. Aunque en la mayoría de casos se trata de asma leve o moderada, la labor del pediatra de Atención Primaria es fundamental para el diagnóstico, tratamiento y seguimiento de la patología.

En España uno de cada cinco niños asmáticos pierde seis o más días de clase debido a su enfermedad y, aproximadamente, el 3% de todos los menores de entre 9 y 12 años ha visitado los servicios de urgencias por una crisis de asma. Además, en los últimos años ha incrementado el número de niños de 6 años con esta patología.

Ante el panorama actual, uno de los talleres organizados en el marco del XXV Congreso Nacional de la Sociedad de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP) reunirá a pediatras de toda la geografía española para precisamente, analizar y debatir sobre el diagnóstico y tratamiento del asma.

Diagnóstico

Los expertos de la SEPEAP inciden en la importancia de realizar una historia clínica (HC) metódica y minuciosa para obtener un diagnóstico exacto de la enfermedad. Según la doctora Carmen Gancedo, pediatra y miembro de la SEPEAP, "la HC facilita, en la mayoría de los casos, información más precisa para establecer un diagnóstico más firme. En este sentido, para afirmar la presencia de asma en un paciente, a través de la HC los pediatras debemos constatar la presencia de tos, sibilancias o sensación de opresión torácica, entre otros factores".

Para la elaboración completa de la HC, los expertos necesitan, por un lado, conocer las características y gravedad de las crisis asmáticas y la evolución de la enfermedad investigando datos más generales sobre el aparato respiratorio y si ha habido presencia de bronquiolitis, displasia broncopulmonar, respiración mecánica, etc. Asimismo, los factores ambientales también son importantes, ya que la convivencia con animales domésticos, el tabaquismo familiar y los antecedentes familiares, pueden ser clave para determinar la presencia del asma.

Tratamientos disponibles

Los pediatras coinciden al señalar que el objetivo principal radica en conseguir y seguir la evolución de la enfermedad, y hacer lo posible para que el niño o adolescente tenga buena calidad de vida, sin limitaciones en sus actividades diarias y con ausencia de síntomas.

"La mayor parte de los fármacos utilizados para el tratamiento del asma infantil son de inhalación, ya que con dosis menores el efecto es más rápido y eficaz. Además, apenas se describen efectos secundarios", apunta la doctora Gancedo. En este sentido, existen cuatro sistemas de inhalación:
Inhaladores dosificados presurizados de dosis controlada con sistema de autodisparo: Su pequeño tamaño es la ventaja principal ya que permite que el paciente lo lleve siempre consigo. Con una pulsación, la válvula dosificadora libera una dosis controlada y reproducible del fármaco, pero requiere la correcta coordinación del paciente para pulsar e inspirar.

Cámara espaciadora con boquilla y/o mascarilla: Con este sistema sólo puede efectuarse una pulsación y su uso está aconsejado para niños de entre 3 y 4 años, ya que no requiere de la coordinación del anterior. La mascarilla debe ser de material flexible para que se ajuste a la cara del niño y éste reciba la dosis completa del fármaco.

Inhaladores de polvo seco: Altamente eficaces. Con este inhalador, el depósito pulmonar llega a alcanzar entre un 25 y un 30% de la dosis. De uso sencillo, no precisan coordinación y son de pequeño tamaño. El único inconveniente es que, debido al flujo inspiratorio que precisan, no se pueden utilizar en niños pequeños o en los casos en que el paciente tiene alto grado de obstrucción.

Nebulizadores: Su mayor ventaja es que no requieren colaboración por parte del niño y fluidifican las secreciones. En cambio, las paredes del sistema retienen parte del fármaco impidiendo que éste llegue completo a los pulmones del paciente.

La doctora Gancedo concluye: "elegir entre un sistema de inhalación u otro depende de la edad y capacidad de aprendizaje del niño, pero habitualmente, recomendamos que los lactantes y niños pequeños hagan uso de las cámaras con mascarilla y que cuando el niño sea un poco más mayor, se sustituya la mascarilla por una boquilla".


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