El asombroso mundo de las cassettes africanas y la historia del señor Shimkovitz.

Publicado el 28 septiembre 2013 por Hugo Rep @HugoRep

Un musicólogo de Estados Unidos compila en un imprescindible blog música africana que ha ido rescatando en mercadillos y zocos de todo el continente. No tiene desperdicio. Además, se dedica a pinchar con sus cassettes por garitos de medio mundo.

En el Facebook del señor Shimkovitz dice que actualmente vive en el barrio de Kreuzberg en Berlín a donde llegó desde Nueva York, pero su aportación al mundo de la cultura y de la música procede casi en su totalidad de África.

Con una beca Fulbright que obtuvo para investigar sobre la escena musical local de Ghana, se encontró con el mercado regional de cassettes que se vendían en zocos y puestos callejeros en varios países de África.

Allí se dio cuenta de que podía explotar una de las músicas más desconocidas y maltratadas por la industria musical de masas. En 2006 decidió compartir su conocimiento en un alucinante blog al que llamó Awesome Tapes From Africa (Increíbles cassettes de África) en el que no solo habla y comparte información sobre su música favorita, también ofrece los archivos para bajar.

“Qué hermosa cassette de Etiopía… Tiene un efecto en mi cuerpo semejante al de la morfina. Es tan balsámico que voy a echarme una siestita ahora mismo. No tengo más que decir, simplemente escuchad esto y sentiros bien hoy. Hablamos luego. Love, Brian”, escribe en su blog Shimkovitz sabedor de que es uno de esos seres que consiguió encontrar un nicho que no existía en la red, llenarlo y triunfar, al menos, entre mentes con cierto grado de sensibilidad.

La hermosa cassette de Etiopía a la que se refiere Shimkovitz pertenece al músico Ephrem Tamru del que existen varios vídeos en Youtube como este.

El éxito de este arqueólogo musical ha sido tal que desde hace unos años se dedica a pinchar parte de su colección en fiestas por todo el planeta y casi siempre utiliza dos reproductores de cintas de cassette para sus sesiones. “No suelo llevar más de 47 cintas por sesión”, afirma Shimkovitz, “aunque siempre cargo con mi ordenador portátil lleno de mp3, por si acaso”. Europa es fundamentalmente su campo de operaciones y suele pinchar mucho en París, Berlín o Varsovia, allí donde una sala solicite una música que no se programa en casi ninguna discoteca del mundo.

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