El pasado 25 de junio el día había estado completamente despejado y la luna menguante hacía presagiar que sería una buena noche para ver estrellas. Así que esperé a que oscureciera, cogí los bártulos y me metí por un camino que cruza el bosque, a ver si encontraba un sitio lo suficiéntemente alejado de las espantosas farolas naranjas que proliferan por todas partes como setas en otoño.
Busqué un lugar entre los árboles desde donde se apreciara bien la vía láctea y saqué unas cuantas fotos. Como me suele ocurrir, la mayoría de las fotos no quedaron bien, o demasiado oscuras o movidas, o con una composición que no me gustaba, me sigue resultando muy complicado buscar un buen encuadre cuando todo está oscuro. De todas las fotos que hice esa noche salvé esta, aunque no era ninguna maravilla, pero me gustó el fecto del árbol muerto bajo la luz de la vía láctea. Lo que no me esperaba es que en la foto hubiera algún secreto del que no me hubiera percatado, y quien mejor que Frikosal, del que ya os hablé varias veces en este blog, para abrirme los ojos.
Me comentó que en la foto que habia colgado en Flikr se veía el asterismo 399, más conocido como el Cúmulo de la Percha. Si os fijáis en la primera foto, un poco hacia la izquierda y hacia arriba del árbol más alto que aparece, se ve un grupito de estrellas alineadas, pues ahí está. Pero tengo que admitir que hasta ese momento no tenía ni idea de lo que eran, yo siempre había pensado que las estrellas se agrupaban en constelaciones y que así las veíamos y reconocíamos en el firmamento. Pues como me suele ocurrir frecuentemente, estaba equivocado, así que miré por internet y en algún libro que tengo por casa y finalmente me enteré de lo que era un asterismo. También comprobé de nuevo que la vista nos engaña muchas veces y que no siempre nos debemos fiar de lo que nos enseñan nuestros ojos.
Aparentemente, cuando nos fijamos en él tiene un aspecto muy parecido a algunas constelaciones verdaderas, como las Pléyades, pero realmente es una ilusión óptica. Un asterismo no es una constelación porque las estrellas que lo componen no se formaron a la vez ni están unidas estre sí por fuerzas gravitatorias (como ocurre en los cúmulos verdaderos). El asterismo de la percha, o Collinder 399 (en honor de Pier Collinder, que lo descubrió en 1931) está formado por 10 estrellas, 6 de las cuales aparecen alineadas. Todas estas estrellas se encuentran muy alejadas entre sí y no tienen ninguna relación entre ellas ni ninguna fuerza que las una. Se trata de una agrupación fortuita, de forma que las vemos juntas porque son una proyección en el firmamento por lo que las estrellas sólo coinciden en nuestra línea visual. Esto quiere decir que si pudiéramos viajar a otro lugar del firmamento, todas las estrellas de nuestro asterismo las veríamos separadas y sin ninguna relación entre ellas y no reconoceriamos ninguna formación.
NOTA: como siempre, podéis pinchar en las fotos para verlas con más detalle