Tras el gol, los rojiblancos recayeron en su clásico vicio de bajar dos velocidades, pero ni así el Málagainquietó a Moyá, que pudo haber dedicado el primer tiempo a recortarse la barba y, viendo que siempre está impecable, no lo descarto. Entre bostezo y bostezo, el Atleti pareció matar el partido justo antes del descansocon un gol estupendo. Mandzukic le devolvió una pared a Arda con una maniobra de mucha calidad y el turco le regaló el gol a Griezmann, bien en el desmarque, con un pase medido al segundo palo. Punto final. O no.
Porque del vestuario regresó un Málaga distinto.Camacho comenzó a ganar batallas en mediocampo yJuanmi y los Samueles mostraron habilidad, desparpajo y, en el caso de Castillejo, una incómoda afición por la simulación. Como Raúl Jiménez entró motivadísimo en lugar deMandzukic, el partido se animó todo lo que permitió Teixeira, un tipo capaz de tardar dos minutos en dejar entrar al médico cuando Arda estaba sangrando en el suelo tras un golpe en la cabeza y que considera que arbitrar es sacar tarjetas sin ton ni son poniendo cara de malo.
El mexicano del Atleti remató centrado en dos ocasiones claras antes de que Santa Cruzenganchase en acrobacia un centro de Samu Castillejo, con Ansaldi a por uvas. Golazo y media hora por delante. Pudo empatar Juanmi en el 72’, pero descubrió que Godín es sobrehumano. No estaba allí y de golpe apareció para impedir el remate.
Viendo que el fútbol le quitaba protagonismo, Teixeira expulsó injustamente a Samuel por dos faltitas (luego compensaría con Gabi) antes de que Griezmann se comportase como un novio torpón: se equivocó con Jiménez al no darle un gol regalado en el 79’ y, para intentar arreglarlo, la lió más un minuto después, pasándole (mal) cuando debía rematar. Doble bronca. El que no tiene piedad es Godín, que aprovechó un error de Kameni y un centro de Tiago para sentenciar. Triunfo necesario y terapéutico. Tiago está de vuelta y el Atleti se siente seguro.