El Atlético de Madrid se muda de estadio. Lo sabíamos, hacía años que los rumores corrían y ya desde tiempos de la hinchada burbuja inmobiliaria los Cerezo y Gil se frotaban las manos pensando en cuánto podría valer un terreno junto al río, en aquella zona histórica tan cercana al centro de Madrid. Y la Peineta bueno, estaba mal aprovechada… podría servir.
No nos gustó la idea a los atléticos, sigue sin gustarnos que tengamos que hacer las maletas e irnos con las bufandas y banderas a otra parte.
Es por el bien del Club, nos repetimos. Nos van a dar mucho dinero para que dejen de quitarnos a los craks, para tener un estadio más grande, más bonito, más moderno, donde quepamos todos. Lo aceptamos con dolor, resignación y un poquito de ilusión.
Llegó Wanda a la vida de los atléticos. Y a su estadio. Mientras los socios clamaban por una votación para decidir el nombre del estadio y miles clamaban por un estadio Luis Aragonés, el Club… el Club llevaba otro rumbo.
Estadio Wanda Metropolitano.
Decía Fernando Torres en la presentación del estadio que sí, que muchas gracias señor Wanda por su oro, y con lágrimas en la voz recordaba a su abuelo en el Metropolitano.
Sí, Fernando, allá donde esté, a mi abuelo también se le saltarán las lágrimas al vernos ondear las banderas en ella Metropolitano.
Pero a mí es el nombre propio el que me molesta, y no dejo de pensar que nos hemos vendido, que qué pinta ahí Wanda, que en esta máquina apisonadora que se ha convertido el negocio del futbol el dinero pesa mucho más que el corazón. Y el Atleti, señores, sin corazón está perdido.
Y llegó la sorpresa. Llegó lo que nadie esperaba. El Atlético deja su casa, su alma, abandona su ribera del Manzanares, su himno (porque dolerá en el alma entonar aquel yo me voy al Manzanares, al estadio Vicente Calderón desde un campo que no es el templo, ¿o nos cambiarán el himno? ¿O volveremos al himno del Metropolitano), se vende al peso… y le cambian la cara. Se anuncia el nuevo escudo del Club Atlético de Madrid SAD.
Se curva hacia arriba el techo del escudo, las estrellas se superponen como pegadas con pegamento y el oso cambia de sitio. Dicen que es un escudo más ligero, más dinámico y uniforme, más moderno. Dicen, dicen… Dicen que desde que llegó Wanda a la ciudad de Madrid los madroños no son marrones y verdes sino azules, y que en su honor la Osa Mayor ha ordenado a sus oseznos teñir sus pelambres del color del cielo. Dicen… que elno oso se esconde tras el nuevo madroño para que, desde nuestro escudo, el oso pardo no lo vea.
Da igual, en realidad, lo que se diga, porque la realidad sólo es una, y es que nuestro Atleti no es un club, sino una SAD, en la que los aficionados lloran, ríen, cantan hasta dejarse la voz, sueñan, creen y protagonizan anuncios, pero en el seno de su casa, no tienen ni voz ni voto.