El aumento. Seguido de: El arte de abordar a su jefe de servicio para pedirle un aumento, de Georges Perec

Publicado el 21 junio 2011 por José Angel Barrueco

En este libro hay dos variantes del mismo tema: ¿qué pasaría si usted, empleado en una empresa, decidiera pedirle un aumento de sueldo a su jefe? Dado su carácter lúdico, Perec se atrevió a plantearse un montón de hipótesis. En el primer caso construye el texto como si se tratara de una obra de teatro con actores numerados (1, La proposición; 2, La alternativa; 3, La hipótesis positiva; 4, La hipótesis negativa; 5, La elección; 6, La conclusión) y el lector se mueve entre las opciones como si estuviera en aquellas célebres lecturas juveniles de Elige tu propia aventura. Sólo que aquí no es él quien decide: Perec ya elige por ti.
La segunda variante no contiene puntos ni comas ni otras pausas y viene a ser lo mismo, aunque quizá más confuso. Y a esas alturas el lector, que se ha divertido muchísimo en la primera parte, acaba un poco agobiado en la segunda. Pero ésa era la intención de Perec, al parecer: agotar al lector. Abajo, una muestra de cada variante:
1Usted está sentado enfrente de su Jefe de Servicio. Relájese, respire profundamente, deje de balbucir agradecimientos, limpie sus gafas, recuerde que no hay nada imposible para un corazón valeroso y que la paciencia y la constancia consiguen a veces más que la fuerza y el furor, pronuncie claramente, sea afirmativo, claro y, a ser posible, brillante. Hable a su Jefe de Servicio como hablaría usted a un padre, a un sacerdote; convénzase de que él lo quiere bien, de que es su amigo, de que puede comprenderlo; desahóguese, sin inspirar familiaridad ni compasión inútiles. Despliegue ante él, con todo el pudor y el tacto necesarios, la vida diaria de usted, humilde pero honesta, modesta pero diligente. No es solo Jefe de Servicio su Jefe de Servicio, es también Cabeza de Familia; lo comprenderá.
6Háblele de su sufrimiento de esposo, de sus preocupaciones de padre; los niños que crecen; los zapatos que hay que comprar; los cuadernos y los libros de texto; los campamentos de verano que cuestan un dineral; los accesorios de primera comunión; los medicamentos, los juguetes, la calderilla para el cine.
3 Estas cosas son duras, para entenderlas hace falta haber estudiado.
2O bien su discurso va a emocionar profundamente a su Jefe de Servicio o bien no lo va a dejar ni frío ni caliente.
3Si su Jefe de Servicio está emocionado, eso podría ser buena señal.
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Tras haber reflexionado seriamente tras haber sacado fuerzas de flaqueza usted se decide a ir al encuentro de su jefe de servicio para pedirle un aumento usted va pues al encuentro de su jefe de servicio digamos para simplificar porque siempre hay que simplificar que se llama seños xavier es decir señor o mejor sr x así que usted va al encuentro del sr x y ahí una de dos o bien el sr x está en su despacho o bien el sr x no está en su despacho […]
[Traducción de Pablo Moíño Sánchez]