Epicteto, el influyente filósofo estoico, nació esclavo hacia el año 55 d.C. en Hierápolis, Frigia, en el extremo oriental del Imperio Romano. Sus enseñanzas, una vez liberadas de sus antiguos atavíos culturales, tienen una misteriosa y absoluta vigencia.
En algunos momentos su filosofía se asemeja a lo mejor de la psicología contemporánea. Su pensamiento puede considerarse como una de las raíces primarias de la moderna psicología del autocontrol. Para Epicteto una vida feliz y una vida virtuosa son lo mismo. La felicidad y la plenitud personal son las consecuencias naturales de hacer lo que es correcto. Epicteto estaba menos preocupado por lograr comprender el mundo que por identificar los pasos específicos que había que dar en la persecución de la excelencia moral. ("moral" aquí no tiene que ver con lo que nosotros consideramos moral "cristiana" por ejemplo, sino que tiene el significado de su étimo: mos-moris: conducta, costumbre, es lo que en griego era "ethos" de donde viene ética.). De hecho, parte de su genialidad radica en el énfasis puesto en el progreso moral más que en la búsqueda de la perfección moral.
La receta de Epicteto para la buena vida se centraba en tres asuntos principales:
Dominar el deseo, cumplir con el deber y aprender a pensar con claridad sobre uno mismo y sus relaciones dentro de la gran comunidad de los seres humanos.
Al igual que Sócrates, Epicteto fue un conferenciante, no dejó escritos filosóficos. Pero por fortuna su discípulo Flavio Arriano preservó los principales aspectos de su filosofía para las generaciones futuras. Discípulo suyo fue el emperador Marco Aurelio, que en sus Meditaciones plasmó las enseñanzas recibidas.
Algunas de las máximas de su Manual de vida son:
"Cuando algo acontece, lo único que está en tu mano es la actitud que tomas al respecto; tanto puedes aceptarlo como tomarlo a mal."
"Lo que en verdad nos espanta y nos desalienta no son los acontecimientos exteriores por sí mismos, sino la manera en que pensamos acerca de ellos."
"Sobre la muerte: es nuestro concepto de la muerte, nuestra idea lo que nos aterroriza. No temas a la muerte, teme al temor a la muerte."
"Las cosas son sencillamente lo que son. Los demás que piensen lo que quieran; no es asunto nuestro. Ni vergüenza ni culpa..."
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