El alcaudón real se reproduce en buena parte de la Península Ibérica, salvo una franja al norte (en la que se incluye Asturias), mientras que penetra ligeramente en Francia por el Mediterráneo. Terminada la época reproductora algunos ejemplares se dispersan distancias variables, hasta algunos cientos de km. Esos son los que llegan aquí, que según indican varios estudios realizados sobre el tema se suele tratar de hembras jóvenes.
Los alcaudones reales suelen permanecer varios meses en torno a un territorio establecido. Es el único alcaudón que se ve en invierno y su silueta aún vista de lejos resulta realmente inconfundible. Debido a la escasez que presenta, su detección siempre es una buena noticia.