El Ayuntamiento de Sevilla compra 7.000 lubricantes vaginales y anales para los institutos

Dice el informe del jefe de servicio de Salud, Fernando Martínez-Cañavate García-Mina, que se detecta la “necesidad para el suministro de lubricantes” para fomentar estilos de vida saludables “con la participación directa de las personas”. También para evitar “desigualdades en salud, con el objetivo de aumentar el nivel de salud y la calidad de vida”.

Uno mira, no sin cierta envidia, a los alumnos (y alumnas) sevillanos de enseñanza secundaria, pues en mis tiempos, hace ya demasiados años, uno iba al Instituto a aprender, a recibir clases impartidas por un profesorado más o menos exigente, mientras que los estudiantes andaluces necesitan lubricante para practicar sexo anal, gel que, lógicamente, no van a comprar ellos mismos, por lo que la administración está dispuesta a facilitárselo. Ello en base a fomentar un estilo de vida saludable, según el Sr. Martínez Cañavate, “con participación directa de las personas”, vamos que es indicativo el encular a una señora, o señor, pero no hacerlo con un perro, naturalmente, para incrementar “el nivel de salud y la calidad de vida”.

Me percato ahora de cuanta ignorancia atrastraban nuestros enseñantes en los felices años setenta, que no vigilaron nada nuestra salud y desaprobaban la “participación directa de las personas”; de hecho, el centro en el que cursé bachillerato, era masculino; deberían haber promocionado un casquete al salir de clase o, como se hizo en otra ocasión, un taller para ilustrar sobre las diferentes técnicas de masturbación. Yo, la verdad, aprendí solo. ¡Cuanta ignorancia arrastro!.