Sí, ya sé que prometí no tardar en volver, pero he tenido muchísimos exámenes y ni un rato para pensar en otra cosa que no fuese estudiar. Eso sí, tanto estudio parece que está dando sus frutos :)
Y para empezar bien el año os traigo un grandísimo descubrimiento y que espero que os guste tanto como nos gustó a nosotros.
Hace unos días, decidimos ir a un restaurante en la zona de Sol/Huertas que está muy de moda ya que pensamos que sería una buena idea para el blog, pero a pesar de ir pronto, había tantísima gente que casi ni nos pudimos acercar a la puerta. Un poco deprimidos y con bastante hambre, nos lanzamos a la búsqueda de un buen sitio donde cenar y no pasar frío, y prácticamente de casualidad (seamos sinceros, Foursquare nos ayudó) nos topamos con el restaurante que os presento hoy y del que quedamos totalmente prendados.
El Azul de Fúcar es una pequeña y acogedora cafetería/restaurante situada en pleno Huertas, en concreto en la calle Fúcar 1 (metro Antón Martín L1). De momento no tienen web, así que si queréis más detalles podéis entrar en su página de Facebook y ver algunas fotos.
Os sorprenderá su aire vintage y la tranquilidad que se respira: es un lugar perfecto para desayunos y meriendas cuando lo que menos importa es la hora.
Muy chulo, ¿verdad?
Habíamos oído hablar de las deliciosas tartas caseras que hacen, pero antes de ir a por ellas, teníamos que empezar por algo más contundente.
Otra de las cosas que leímos y de la que mucha gente hablaba era del "hummus con forma de Sol". Y otra cosa no, pero curiosa soy un rato, así que prácticamente lo primero que hicimos al sentarnos fue pedir una ración de hummus, para ir abriendo boca.
Completamente cierto: el hummus tiene forma de Sol
Ya solo con el aspecto sabíamos que no nos iba a defraudar, y así fue: muy rico, cremoso y una ración más que generosa para empezar bien la cena.
La carta no es especialmente amplia pero todo lo que tienen suena bien ya que combinan ingrediente de forma curiosa. Vais a encontrar entrantes, ensaladas, sándwiches, hamburguesas y tostas. Es importante decir que gran parte de sus platos son vegetarianos, así que amigos veggies, ¡no os podéis quejar de que no tengo nada para vosotros!
Tras un buen rato pensando, nos decantamos por las hamburguesas (aunque viendo los platos que pasaban, prácticamente cualquier elección hubiese sido buena). Tony escogió la Sloppy Joe (con carne de vacuno desmenuzada, varias salsas y acompañada de cus-cus), y yo elegí la vegetariana azul (con "carne" vegetariana en pan de pita y acompañada de ensalada aderezada con salmorejo).
Arriba la vegetariana y abajo la Sloppy Joe
Sinceramente, no sabría cuál de las dos me gustó más: ambas estaban súper sabrosas, muy tiernas y nos parecieron muy, muy originales. No dejamos ni una miguita y hasta la camarera nos felicitó, ¡jaja! En serio: increíbles.
Y por fin llegó el esperado momento: ¡las tartas! Tienen un gran variedad (y cuando digo "gran variedad" me refiero a que ¡nos dieron a elegir entre 8!) y, como ya he dicho antes, todas caseras. Claro, a cada cual más apetecible: dulce de leche, chocolate, queso, zanahoria, brownie, manzana... Como nos habían recomendado la de zanahoria fue la que pedimos, pero reconozco que había varias que me pusieron ojitos, ¡jeje!
La tarta de zanahoria estaba para ponerle un piso
Todo el tiempo estuvimos atendidos por una camarera súper agradable que se encargó de que pasáramos una velada estupenda. Además fueron muy rápidos (a pesar de tener todas las mesas llenas) y salimos realmente satisfechos.
Sin duda el precio es uno de los puntos fuertes de este restaurante: por todo lo que veis (además de dos bebidas) pagamos 26€, es decir, que con 13€ por persona se puede cenar estupendamente. Por si alguien está interesado en ir a mediodía, os puedo contar que tienen menú a buen precio, pero no lo hemos probado.
Valoración general: un 9.5. El Azul de Fúcar se ha convertido en uno de mis sitios preferidos, me ha conquistado, pero tiene un gran pero por el que no le puedo dar el 10: no se puede pagar con tarjeta, y suerte que entre los dos, y juntando monedillas, conseguimos reunir el dinero de la cuenta, que si no, nos quedamos fregando los platos. También podría quejarme de que pasé un poco de frío, pero soy bastante friolera, así que no creo que sea nada destacable ni que me vaya a echar para atrás a la hora de volver.
¿Qué os parece? ¿Nos reunimos todos y les hacemos una visita? Si vais alguno, contad conmigo, ¿eh? Que estoy deseando volver, ¡jaja!
Un beso grande, grande a todos y espero que os haya gustado esta primera entrada del 2015 ^^
Carolina.