pensamiento y acción
Pensamiento y acción son dos palabras con significado diferentes pero si lo piensas fríamente, pueden ir de la mano perfectamente en un sano equilibrio.
El problema radica precisamente cuando no existe una debida congruencia entre ambas, es decir, cuando no hay un balance en el que tanto el pensamiento como la acción apunten en una misma dirección.
Por un lado, se podría decir que existen personas que son reflexivas y otras que son activas. Las personas reflexivas son las que se detienen en un pensamiento, por lo que son proclives a ser lentas en la toma de decisiones. Mientras que las personas activas se caracterizan por tomar decisiones y acciones rápidas.
Sin embargo, las personas reflexivas pueden experimentar la dificultad de llegar al punto crítico de la postergación. Mientras que las personas activas pueden llegar a ser demasiado impulsivas, lo que les provocarían una alta probabilidad de tomar decisiones equivocadas.
Ahora bien ¿Cómo podríamos equilibrar la balance entre pensamiento y acción?
Precisamente se trata de tener un equilibrio combinado de reflexividad y actividad, tomando las siguientes pautas:
1) La reflexión es un paso importante para hacer una planificación estratégica. Lo importante es hacerlo diariamente en combinación con la acción (paso 2). Lo importante es que constantemente te hagas las siguientes preguntas ¿Cómo lo puedo hacer mejor?
Si ya has tenido algún logro ¿Cómo lo lograste y qué impacto positivo ha tenido sobre los demás? Y a partir de allí ¿Cómo puedo mejorar mi enfoque y aquello que necesita alguna corrección?
Por otro lado, te recomiendo que hagas pequeños planes que sean manejables. Luego, establece fechas límites para esos planes, de manera que no tengas que alargar un proceso que te puede tomar días o semanas.
2) Confía en tu intuición y en tu percepción. Hazte estas preguntas ¿Qué es lo peor que puede pasar si actúo ahora? ¿Cuánto tiempo demás tengo que esperar para tomar acción?
Lo recomendable sería que encontrarás a alguien, un mentor, o un modelo a seguir que sea una persona con un fuerte sentido de acción. Y que haya tenido éxito en su campo.
El fin de todo esto es que puedas confiar más en ti y sentirte más segur@, para tornar los pensamientos en acciones concretas. Y la acción es la que finalmente produce resultados.
3) Aleja cualquier temor que te detenga. Y en base al punto anterior, deja de cruzarte de brazos y sonríe.
Sabiendo exactamente lo que quieres, es como tus acciones, pensamientos y sentimientos trabajarán juntos. Por lo tanto, incorpora la felicidad en tus acciones, ya que de ese modo se generarán conexiones en tu cerebro relacionadas precisamente con esa emoción. Por consecuencia, se producirán pensamientos positivos en tu mente y te sentirás mucho mejor y feliz. Esto hay que hacerlo sobre la base de una práctica diaria para que sea un hábito efectivo.
Además, si tienes una noción clara de cuáles son tus valores y creencias, y estas a su vez, están alineados con tus pensamientos y acciones, de seguro que estarás en la ruta del éxito.
Estos 3 puntos sobre el balance entre pensamiento y acción, te ayudarán a tener una mentalidad positiva y lograr cualquier cosa que te propongas de forma eficaz.
Un abrazo
Alexander Chinea
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