Primera ministra de Bangladesh, Sheikh Hasina.
Banco Graneen, en Dhaka.
Durante las últimas tres décadas, el Banco Brameen, fundado y dirigido por Muhammad Yunus, ha ayudado a millones de mujeres y familias en Bangladesh a salir de la pobreza, concediéndoles pequeños préstamos para comprar ganado o equipamiento. No obstante, el gobierno de la primera ministra, Sheikh Hasina, le sacó a su empleo de director administrativo y está montando una ofensiva de tierra quemada contra él. Recelosa, la jequesa pretende tomar el control de dicho Banco para silenciar a quien se ha convertido en su rival político. La enmienda de la ordenanza permitirá al Gobierno pasar por encima del consejo directivo y seleccionar a su antojo al sucesor de Yunus, tratando de confiscar el control del banco a millones de accionistas, casi todas mujeres, que colectivamente son dueñas de más de 95 por ciento del mismo.
El popularmente llamado Banco de los Pobres, es muy distinto a los gigantes de Wall Street. Otorga préstamos a 8,4 millones de personas, la mayoría de ellas, mujeres de las aldeas más pobres de Bangladesh, para que puedan comprar vacas, máquinas de coser y otros bienes, y así ganarse la vida. Estas mismas mujeres que reciben los créditos son quienes dirigen el Banco, ocupando 9 de los 12 puestos del consejo directivo. Pero Hasina, la primera ministra, quiere acabar con el Banco tal y como ha funcionado hasta hoy. Un castigo a Yunus por denunciar la corrupción existente en las esferas más altas del gobierno, salpicado por numerosos escándalos por soborno.
El profesor Yunus, Premio Nobel de la Paz por su trabajo pionero en los microfinanciamientos, ha sido un pionero en el progreso para la gente pobre anteriormente excluida de los servicios financieros formales. Sus contribuciones sustanciales al avance de la causa por las mujeres desbancarizadas deberían ser celebradas por Bangladesh y la comunidad internacional. El acceso a servicios financieros puede proveer importantes beneficios y permite a familias pobres administrar las finanzas de sus hogares de manera más eficiente y ordenar sus consumos, al permitirles ahorrar para cubrir emergencias, pagar cuotas escolares cuando sean necesarias, y hacer frente a enfermedades u otras conmociones temporales. Y todo gracias a la proyección que Yunus siempre tuvo, ahora puesta en tela de juicio por Sheik Hasina.
Personalidades como Hillary Clinton, secretaria de Estado estadounidense, intervinieron a favor de Yunus. “Respeto muchísimo el trabajo que ha hecho –declaraba, a principios de este año–, y espero ver que continúe sin que se haya debilitado de alguna forma o por alguna acción del Gobierno”. Dos ex secretarios de Estado, George Shultz y Madeleine Albright, escribieron en el Wall St Journal: “Grameen Bank es más que una institución financiera. Es un símbolo de cómo las personas que carecen de ventajas de cualquier tipo pueden, sin embargo, salir de la pobreza a través del trabajo duro y la responsabilidad personal. Esperamos que el gobierno lo reconsidere y decida preservar un sistema que ha funcionado bien, ha obtenido crédito para Bangladesh en el escenario mundial, y ha inspirado a distintos seguidores en todo el mundo”. Ambos intentaron que la jequesa Hasina desistiera y dejara de ver a Yunus como una amenaza, especialmente desde que hizo un intento frustrado por entrar en la política, en 2007. Se dice que la primera ministra, celosa de que haya ganado el Premio Nobel de la Paz, en el 2006, está resentida por este personaje. Y se teme que su Gobierno utilice este nuevo poder del Banco Gramenn para manipular los votos de millones de personas en las elecciones del próximo año.