El banquete familiar

Por Pilarta
Hace una semana, tuvimos la barbacoa anual, en casa de los padres de él. Allí, nos juntamos una serie de personajes, cuya edad media, sin contar la de Lola y la nuestra no supera los 70 años. Imaginaros!!!
Nunca me han gustado este tipo de reuniones, sobretodo si la sobremesa es eterna y este siempre es el caso.Este año, fue diferente a todos los demás, porque estaba nuestra querida hija, Lola. El año pasado mi suegra se cayó y no se celebró esta comida.El tema es que parece que la gente no se da cuenta de cuánto importante es que un bebé y un niño, sean respetadas las rutinas. 
Un inciso: ¿Cuántas veces me he ido cuando Lola era super chiquitita a dar vueltas por la calle para que la niña se durmiera y cuando viniera mi suegra, pudiera estar despierta y así evitar que ella despertara a Lola?
Y es que ellos no entienden, que la niña debe dormir, porque aún es pequeña para estar despierta y aguantar todo el día. Así que por la mañana nos fuimos al Retiro a que ella jugara y corriera y cuando llegamos a casa, Lola estaba frita y durmió y después comió, así que cuando llegamos a casa de mis suegros, Lola estaba como una rosa.
El caso, es que cuando entramos en casa de mis suegros y al ver a muchas personas que ella no conoce, se echó a llorar y ya estaba una de las asistentes, dejando entre ver, que Lola era una ñoña por llorar.Pero bueno, me pregunto yo, cuando vas a una reunión, y ves a gente que no conoces, a mucha y mucho más mayor que tú, ¿no te sientes con cierto miedo escénico? Pues la forma que tiene Lola de decirlo o al menos expresarlo, es a través de sus lloros.
Poco a poco, Lola se relajó. 
Salimos al "jardín" bueno patio con macetas, a comer, mientras mi cuñada hacía la barbacoa. Lola no paraba de moverse, pedir primero que la cogiera yo, luego su padre, luego un rato en el suelo, recorriendo el patio y encontró una regadera con la que jugar. 

Algunas flores en el jardín, que además esta planta se la regalamos nosotros hace años



La verdad es que para lo que podía haber sido, estuvo bastante tranquila, pero aún así con bastante movimiento para aquel que no está habituado a estar con ella.
En el momento del postre, descubrió unas escaleras que subían a la cocina y no hacía más que intentar subirlas y luego bajarlas. Y la tía de mi marido, se quejó de lo cansina que estaba resultando y el cansancio que nos tenía que producir el hecho de estar tan pendientes de ella.Mi suegra además me dijo que la dejara sola en el patio que ella solita debía distraerse sola. Claro y yo la iba a dejar sola al lado de la barbacoa que estaba achicharrando o que se fuera a jugar al otro lado de la casa, porque Lola es tan poco curiosa, que no se iba a acercar a ninguna zona peligrosa.
Parece mentira, que esta gente no sepa que a un niño y más de la edad de Lola, hay que vigilarle, hay que acompañarle en sus exploraciones y sí a veces es muy cansino, estar subiendo y bajando 3 escalones durante una hora, pero es una niña, con inquietud y curiosidad y no podemos atarla a una silla o a un árbol.
Durante la comida, Lola comió pan, como loca, entre el que ella cogía y los demás le ofrecieron se pudo comer un cuarto de barra de pan. Bebió mucha agua, porque la gusta, guarrear y hay que reconocer que hacía un calor del demonio.
Como anécdota, puedo contar, entre carcajadas, que antes de irnos, la cambiamos el pañal, sobre una mesa del salón. Y empezamos a notar que la niña se inquietaba y protestaba. Miramos al techo y lo que la tenía asustada, fue la lampara de araña, más vieja que matusalen sobre la mesa.

La vajilla del banquete familiar


Por fin nos fuimos de allí, menudo descanso, no lo sabéis bien. Pero la gran sorpresa de la tarde, fue la vomitona de la niña en el coche.Toda fiesta tiene que culminar con algo diferentes y Lola nos premió con ello.