Al Barça tan sólo le hace falta el sonrido real para ser considerado una trituradora, pues desfigura y desnaturaliza a sus rivales y no se relaja ni cuando dispone de grandes ventajas. El inconformismo define a un grupo talentoso, exigente consigo mismo y humilde en sus comparecencias con la prensa. “Intentaremos bajar su anotación”, deseó Xavi Pascual minutos antes de empezar el encuentro y los azulgrana cumplieron a rajatabla dicha premisa ganando por 85-53, después de dejar a su rival en 18 puntos en la segunda parte, colocarle siete tapones y volverle loco con 28 asistencias. El Barça, con Mickeal como jugador más acertado (17 puntos), está a un triunfo de acceder a las semifinales de la Liga ACB, competición de la que es el actual campeón.
En su primer partido en el Palau después de conseguir su segunda Euroliga en París los azulgrana funcionaron como los velocistas tras escuchar el disparo de la pistola de fogueo del juez de salida. Esto es: ojos encendidos y pura electricidad. Cualquier comparación exagerada sirve para describir las prestaciones del Barça, que ya compareció con un parcial de 12-2 a los 2m 50s. El primero en dar ejemplo fue Navarro, exponente del equilibrio, pues acumulaba ocho puntos (acabó con 12) y también atosigaba en defensa a Carroll, el máximo anotador de la fase regular. Nombrado segundo mejor jugador relevación del torneo (a criterio de quien escribe es el primero), Boom Boom Carroll decepcionó en Barcelona con 15 puntos (1/5 en triples) y tan sólo dos tras el descanso, resuelto por 46-35.
Acierto en los triples
Un tiempo muerto tardío de Pedro Martínez después del citado tanteo inicial contuvo a los azulgrana, que rebajaron su extrema eficacia y empezaron a tener ciertas dificultades para detener al propio Carroll y a McDonald. El pívot de Nueva Orleans acostumbra a rendir a buen nivel contra el Barça y anotó 21 puntos para un total de 20 de valoración, justo la mitad de su equipo, en el que sólo cinco compañeros más fueron capaces de anotar. Un panorama desolador para el Gran Canaria 2014, al que le costó casi cuatro minutos en lograr su primera canasta en juego, obra de Augustine, tan testimonial como Savané. “Pretendemos hacer una buena defensa”, había anticipado Pascual. Otro deseo cumplido. El juego trasgresor, alegre y jovial de los azulgrana parte de la defensa y acaba con mates, malabares y cada vez mejor criterio desde la línea de tres (12/25).
Presenta el Barça una propuesta tan coral que los elogios se reparten (Morris alcanzó los 16 puntos, Lorbek, 13; y Ricky y Lakovic distribuyeron cinco asistencias cada uno). Aunque puede que su pieza más valiosa en los momentos incómodos sea Mickeal, muy puntual a su cita como desatascador, como el propio Lakovic. El 33 azulgrana sumó 13 tantos en el tercer cuarto para dejar claro al Gran Canaria 2014 que ya podía ir pensando en el siguiente partido (68-43 a los 28m 52s). El tiempo muerto que había pedido algo antes Pedro Martínez no había servido para revitalizar a sus jugadores, muy blanditos, demasiado inocentes en un período en el que sólo cometieron dos personales.
Con todo perdido, Carroll presenció los últimos minutos en el banquillo y fue un espectador más de la trituradora azulgrana. Una máquina insaciable y en esa insatisfacción reside gran parte de su éxito.