Hasta el minuto 55 no había pasado mucho. Durante ese lapso Barcelona era superior en el juego, pero el Real Madrid cortaba los caminos, más por necesidad que por convicción, tal como reconocería luego José Mourinho. Sin embargo, los blaugranas se las habían ingeniado para poder disparar al arco (fueron 9 durante aquel entonces), aunque ninguno de ellos pudo entrar en el arco.
Pero el cabezazo de Cristiano Ronaldo en un corner que se coló en el arco de Víctor Valdés marcó un antes y un después en el desarrollo del partido. Porque a partir de allí comenzó el fútbol. Incluso, cuando aún no se había terminado de digerir el tanto de CR7, Barcelona cantó retruco con un excelente pase de Javier Mascherano a Pedro, y éste definió al palo lejano. Era el 1-1. Y aún el encuentro estaba en pañales.
Muchos creían que el empate iba a hacer que el predominio que tenía el equipo dirigido por Tito Vilanova. No fue así: el Real Madrid empezó a tener más la pelota. Pero así como el portugués anotó “fuera de libreto”, Andrés Iniesta hizo casi lo mismo, pero mejor: se puso el equipo al hombro. Eso se vio en los otros dos goles: fue él quien recibió la falta de Sergio Ramos que derivó en el penal (muy buen enganche) canjeado por gol por Lionel Messi (despejó los fantasmas del Chelsea y de Alemania), y juntó marcas de un modo sublime para dejar solo a Xavi Hernández para el 3-1.
En ese entonces, el Barça era superior al Madrid. Incluso estaba muy cerca de meter el 4-1 que prácticamente liquidaba la serie. Pero luego de una chance clara para concretar ese anhelo llegó el contraataque del Real Madrid. Adriano cortó un pase con destino a Ángel Di María y se la dio a Valdés, pensando que no iba a pasar nada. Y pasó lo peor: se hizo un nudo, y se la regaló al ex Rosario Central, quien no perdonó. Fue el 3-2 final.
Ahora la presión de cara al próximo miércoles está del lado del Real Madrid. Sabe que, por los dos goles de visitante, una victoria por 1-0 o 2-1 le alcanzaría para llevarse la Supercopa. Pero también sabe que deberá mejorar para poder lograrlo. Respecto al Barcelona, es sabido que en la vuelta no va a negociar sus convicciones. ¿Qué sucederá en el Santiago Bernabeu, luego de estos 35 minutos de fútbol?