El Barça regresó al 2011 y volvió a agruparse en torno al balón, a tener paciencia, a mantener la concentración para ser superior a su rival y a encontrar a Messi. Pero eso no valió para conseguir dominar un partido de cabo a rabo. Cierto es que ayer fue el partido más serio del Barça en tiempo, pero el gol de Griezmann en el 86’ viene a demostrar que el control no fue absoluto. A pesar de ello, fue suficiente como para que tengamos servida de nuevo, como pasó en el 2011, un cita entre Barça y Madrid en una final de Copa.No pasó apuros el Barça para sentenciar su pase a la final de Copa del próximo 19 de abril al empatar en Anoeta (1-1) sin sufrir por la suerte de la eliminatoria en ningún momento. Se logró a base de afinar la defensa, juntar las líneas, esconder el balón y dárselo a un Messi que va encontrando su punto dulce a medida que pasan los días.Gerardo Martino actuó como aquel que tiene en casa una cena de compromiso y en vez de cocinar como le gusta decide sacar el libro de recetas de la abuela e ir a lo seguro. Falló en los postres, porque el banquete salió a su gusto hasta el final, cuando regresó esa desconexión tan habitual en el equipo culé.El Tata pobló el campo de centrocampistas que secuestraron el balón ante una Real Sociedad que no quiso salir a tumba abierta y que cuando se quiso dar cuenta de la situación, ya estaba sin opciones de jugar la final. Así, a base de paciencia, de toque y de asociaciones entre Xavi, Iniesta, Busquets y Messi, el Barça desmontó a una Real que por esperar acabó por desesperarse.
El plan de inicio de los donostiarras no parecía malo teniendo en cuenta que el partido podía ser una batalla de paciencia y que el Barcelona había demostrado hasta el día de ayer que la constancia no era su punto fuerte ni mucho menos y que se desconectaba demasiado a menudo. La historia para los de Arrasate estaba en aprovechar esas desconexiones para crear dudas a los barcelonistas.
Pero el Barça de ayer no era el del resto dela temporada. Fue el Barça más constante, serio y paciente de lo que llevamos de año, que tampoco es pedir demasiado. No es un equipo aún para tirar cohetes, pero sí que mantuvo una velocidad de crucero que no se le reconocía desde hace tiempo. Únicamente hacía falta encontrar la pelota y reunir a su alrededor a los que mejor saben tratarla. El resto, especialmente si tienes a Messi delante, acaba por salir solo.
Desde el inicio del partido, el Barcelona fue el dominador de la situación, sintiéndose cómodo en cualquier zona del campo. Las posesiones eran largas, las coberturas rápidas y únicamente fallaba la finalización, pero como era la Real la que tenía que remontar, no era éste un problema que agobiara en demasía a los blaugrana.
En el minuto 27 de partido, la Real cometió un error y le regaló un balón en el centro del campo al peor destinatario posible. Messi recogió el regalo, encaró a cinco defensas donostiarras y disparó desde la frontal del área un disparo envenenado que tocó Zubikarai antes de que se colara enla red. Conel 0-1, la eliminatoria estaba sentenciada, pero no el partido ni el examen de un Barça que aspiraba a completar su primer partido completo a un nivel notable desde hace mucho tiempo.
Supieron los de Martino competir hasta el final a pesar de que la Real nunca se dio por vencida. Los locales nunca dieron el partido por perdido. Buscaron su gol y lo encontraron mediante un grandioso contragolpe culminado por Griezmann cuando Martino habia empezado a dar relevos a los jugadores clave del equipo . Obtuvo la Real un justo premio con el gol, pero los de Arrasate son conscientes de que empezaron a luchar por el partido cuando ya no podían ir a porla eliminatoria. Hacíarato que Messi había decidido citarse con el Madrid en una final.