Tres goles y una magnífica actuación del brasileño ante un Celtic blando en defensa. Piqué, Pedro y Tello completaron la goleada. El Barça pudo organizarse en el campo rival, adelantar la línea de presión, robar cerca del área contraria, ahogar al Celtic, permitir que los extremos jugaran abiertos y tener largas posesiones de balón. Jugar bien, en definitiva, y sentirse suficientemente reconocible como para liquidar al Celtic, un rival tradicionalmente duro, por un 6-1 que sellaba la primera plaza de grupo H para los culés.
Cuanto más perdido parece el camino, más urgente resulta regresar al origen de todo. Esa posición de mediocentro que da sentido al Barça. Y en esta tarea, el Barcelona no ha tenido a otro como Busquets. Un jugador que puede pasar desapercibido para los que eligen el Balón de Oro, pero que cualquier futbolista querría tener en su equipo. Empezando por Neymar, que esta noche se desmelenó con tres goles aprovechando el sentido que aportó el de Badia al juego.
Mientras Sergio juntaba el equipo y robaba balones como un loco, Xavi volvía a respirar y a encontrar espacios al tiempo que Sergio Roberto le daba a la medular blaugrana las revoluciones que se le habían echado en falta.
Al buen trabajo en el centro del campo se le sumó la magnífica aportación de Alexis y Pedro en las bandas, absolutamente verticales y generosos en la recuperación. Tardó en sumarse Neymar, que tuvo unos primeros minutos espesos, pero que acabó triunfando con asistencia y dos golazos que le vinieron de perlas.
Dio el pase del segundo a Pedro y marcó el tercero tras una jugada de artesanía y el cuarto de fuerte chut. Antes, el camino lo abrió Piqué y lo cerró Tello antes de que Samaras marcara el del honor.