El barcelonista hipocondríaco

Publicado el 15 febrero 2012 por Futbolgol

Ha bastado media vuelta humana – los registros a domicilio del Barça en Liga hasta este año no lo eran – para que al culé se le bajen las defensas, se le suban los colores y para que no le llegue la camisa al cuello. De nada vale el crédito que ha ganado el equipo bajo la batuta de Pep. De nada vale la impecable trayectoria en Champions o haberse clasificado para la tercera final copera en cuatro años, Madrid mediante. De nada sirve, tampoco, haber vuelto a conquistar el Bernabéu por dos veces en lo que va de temporada. Ni siquiera contar con la plantilla de mayor talento, con el entrenador idóneo, el mejor futbolista del planeta o una base de jugadores jóvenes con los que mirar al futuro con optimismo.

El pesimismo ha vuelto a aflorar entre la culerada. El arraigado “neguit” reverdece a velocidades de vértigo imponiéndose al “seny” del “soci”. Parecía que la ola de triunfos llegados con el nuevo milenio y el impulso del barcelonismo de nuevo cuño, desacomplejado ante la victoria, habían enterrado tal lastre del imaginario barcelonista. Pero no, solo se había solapado. El Barça de Pep se ha humanizado. Ha bajado el peldaño que el Madrid ha subido. Y el reequilibrio de fuerzas ha reajustado el ‘statu quo’ de su reinado futbolístico.

De algún modo, el culé se ha vulnerabilizado. Malacostumbrado a vivir entre nubes de algodón, ahora se muestra inseguro y displicente. Se palpa en los bares, en los ascensores, en los corrillos cigarreros…y lo reflejan todos los estamentos del club. Tanto que ya se pone en duda la continuidad de Guardiola, el nivel de algunas vacas sagradas o los niveles de autoestima de Messi. Atolondrado por vivir en la utopía y somnoliento tras más de tres años de fútbol onírico, el culé se muestra alicaido ante la bajada de pistón del equipo.

¿Será el barcelonismo capaz de saborear los triunfos por venir en su justa medida o estará emocionalmente secuestrado por el triunfalismo reciente? Veremos. Los próximos meses y las decisiones que estos conlleven, marcarán el rumbo del futuro deportivo del Barça en los próximos años.