El Barreal de Arauco, paisaje solitario y bello, alberga una de las mejores pistas de carrovelismo del mundo.

Por Hugo Rep @HugoRep
El Barreal de Arauco, se encuentra a 30 kilómetros de Aimogasta y a 90 de La Rioja capital. El Barreal, además de ser es un paisaje solitario y bello, es una de las mejores pistas de carrovelismo del mundo.
Viento: intenso, moderado o leve. Sea cual sea la velocidad, en el Barreal de Arauco, eolo está siempre presente. Y también hay una perlita. Los dantescos 12 aerogeneradores del Parque Eólico Arauco rompen con la monotonía de la inmensidad vacía de esta región y merecen verlos de cerca para sentirse un gnomo bajo estos gigantes de 80 metros de alto. Ubicados en fila, a la vera de la RN40, sorprenden en medio de un inmenso desierto, donde el blanco radiante de sus estructuras contrasta con el intenso azul de los cielos de La Rioja.
A volar…
Una superficie que de lejos parece un salar, es la meca riojana de los deportes del viento. Hasta hace dos años, el Barreal no era más que una reseca planicie de suelo arcilloso de 7 km de largo por 4 de ancho, hasta que la Municipalidad de Arauco puso manos a la obra y se decidió a convertirlo en la catedral del carrovelismo y el kite buggy.
Con la creación del complejo ‘Vientos del Señor’ se convirtió en un punto de encuentro para la práctica y enseñanza de ambas disciplinas, que ya fue visitado por más de 2000 personas. Provisto de cabañas refugios con asadores individuales, quinchos y hornos de barro, también permite acercarse a estas actividades, de manera gratuita.
El carrovelismo se disfruta en un carrovela, que es un triciclo donde las dos ruedas traseras están fijas, y una delantera más chica, hace de volante y se maneja con los pies. Dos bastidores de acero con fuselaje, donde el piloto se recuesta y un mástil de aluminio, que sostiene una vela que se mueve por la acción del viento, completan el diseño de este singular carro, que en sólo tres minutos puede superar los 100 kilómetros por hora.
Los paseos de bautismo se realizan con un instructor que conduce el carro y efectúa más de una pirueta para inyectarle una dosis extra de adrenalina a esta novedosa actividad, que se asemeja a navegar montado en el viento. Sólo hay que ponerse el casco, ajustarse el arnés y atreverse a incursionar en estos deportes extremos; el resto son “horas de vuelo”.
Otra opción es hacer kite-buggy. Este deporte es una adaptación del kitesurfing, del cual se tomó la misma vela, pero se reemplazó la tabla por un triciclo que deja al conductor al ras del piso. En la zona también se pueden hacer cabalgatas, salidas en bici y caminatas.
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