Me pueden decir que la bodega del Barrio de Santa Cruz, que si la freidurìa del Arenal, pero lo cierto y verdad es que el bar por antonomasia, el lugar donde reunirte con tu familia y comer un buen pescaito frito fue por siempre el Bar Baturrones. Este Bar, para el que no lo sepa pues ya no existe, se encontraba a comienzos de la Ronda de Capuchinos, frente a la vieja fabrica de harinas...
Al entrar lo primero que te encontrabas era una larga barra con unos grandes espejos sobre ella, y unas cuantas mesas con esas sillas espartanas que aguantaban perfectamente el trajín diario de aquella Sevilla obrera que disfrutaba como buenamente podía esos ratillos entrañables de una buena caña de cerveza y un puñado de avellanas...
Recordemos que estaba enclavado en pleno centro del corazón obrero de la Sevilla de los años 40, 50 y 60...
Su humildad o sencillez no eran para nada reflejo de la calidad tan excepcional en el ambiente y tapeo que allí se disfrutaba, ademas de haber sabido adaptarse a los tiempos convirtiéndose en lugar de guateques aquellos viernes por la tarde...
El Baturrones era un Bar de todo el año, pero sin duda cuando llegaba el verano, se señalaba como lugar de encuentro indiscutible para las familias, ¿y por que les digo esto?, por que el plato fuerte del Baturrones estaba en la trastienda, mas bien en el patio trasero que era donde se montaban esas largas hileras de mesas bien "plantás" de papelones de pescaito frito y platos con pimientos fritos, como decía mi abuelo, "aquí que me las den todas"...
Pero como todo lo bueno en esta bendita ciudad, siempre tiene un final y desde luego no es que me gustaría contarles. El Baturrones estaba situado en un barrio llamado "de zona caliente" durante la guerra civil, recordad que aquello era conocido como el "Moscú sevillano", y estaba sentenciado una vez acaba la guerra, pues fue de los primeros sectores de Sevilla incluidos en el nuevo plan de reurbanización, o para que ustedes me entiendan, tirar todas las casas de aquellos obreros de la CNT y republicanos para mandarlos a tomar por saco...
Debemos reseñar y con mayúsculas que el Baturrones aguanto en pie hasta el ultimo momento, siendo ya irreversible su orden de derribo, pero dando fe de que no fue por ganas de seguir viviendo lo que llevo a cabo su cierre...
Su derribo aun perdura en la memoria y el corazón de muchos sevillanos, y todavía sobrevive en el recuerdo de alguna que otra conversación cuando se sucede una reunión familiar...
Como ultimo dato a reseñar, y para que nos hagamos una pequeña idea de la destrucción urbanística que se llevo acabo en aquella zona, fue tan grande la cantidad de casitas bajas y de dos plantas derribadas, que si nos colocábamos a la altura de la Cruz Roja, podíamos desde allí ver con toda comodidad las torres de la Iglesia de San Luis...
Nicolás Martín Pastrana
Maria Isabel López Morgat