23ª partida.- Miércoles, 21 de Octubre de 1992.
¡Qué preciosidad de final de partida!.
Recomendable para verlo hoy en día usando, todo lo que haga falta, las "aclamadas" tablebases de Lomonosov (!!).
Hemos "casi" descubierto que Bobby no perdía en ningún momento la partida (!?), incluso cuando llamó la atención (para todos los comentaristas del mundo) su apurada (pero heroica) marcha con su rey por su mismo flanco, para terminar capturando entonces en "f7", a costa de dejarle al monarca de Spassky entrar en "c2", con lo que parecía que el ex-soviético (nacionalizado francés) obtenía de aquella forma chances ganadoras, en un eléctrico final posterior (al que se llegó de manera forzada) de "dama, caballo y peón" (para Bobby) contra "dama, alfil y peón" (para Boris), que gracias HOY a Lomonosov, vemos que sigue habiendo TABLAS en diversas alternativas clave que resultaban y que aunque no se dieron en la partida, eran recomendables para Boris, según todos los expertos analistas del momento. Eso sí, deberíamos matizar que las tablas que objetivamente se producen son tablas electrónicas.
La intuición de Fischer fue increíble y tampoco quedó claro que antes de todo aquello, Bobby pudiera ganar la partida en algún momento pasado por alto, pese a su peón de ventaja (!?).
Y si me apuran, tras la apertura y tras un dudoso caballo blanco que llegó a "f6" tampoco es que Spassky pudiera obtener entonces posibilidades reales de victoria.
Total, que la partida fue al final TABLAS y creemos que el resultado fue el más justo de todos y que en términos globales, por lo realizado por ambos contendientes, este cotejo se puede considerar como uno de los más completos del encuentro; en donde ambos maestros sentaron cátedra en una partida muy instructiva para todas las generaciones venideras, actuales grandes maestros incluidos.
Veamos lo que comentó entonces la principal prensa española, sacada de mi lustroso "baúl de los recuerdos":
(Amplíe los recortes, haciendo "click" sobre los mismos):
"Parecían dos ancianos jugando en un parque", ¡pero qué ancianos!. La crónica de Leontxo García:
Con Fischer no quedaba más remedio que gastar muchas horas ante el tablero de Ajedrez. Eso lo hizo ser incomparable y el mejor de todos los tiempos. La columna de Román Torán:
Los grandes aficionados desearíamos jugar con ese susto metido en el cuerpo, pero durante toda la vida. ¡Qué manera más valiente de ir con su rey hacia adelante!. La crónica de los maestros Carpintero y Romero:
El M.I. Javier Ochoa hablaba de amplia ventaja, pero nunca realmente la hubo, ni para Fischer ni tampoco para Spassky. Aquello fue una ¡partida vibrante!, de las que cuesta encontrarlas hoy...
Y terminamos con lo que calculó entonces mi programa informático THE KING, que no fue desconectado durante todo el tiempo en que duró el match (!?):
La partida nos ha servido, amigos lectores, para imaginar la fuerza real de ¡Bobby Fischer!:
Angel Jiménez Arteagaaarteaga61@gmail.com