Bayern de Münich y Sevilla FC se enfrentaron anoche en un duelo apasionante que coronó al Supercampeón de Europa 2020.
Los alemanes llegaban con la etiqueta de favoritos, tras la victoria por 8-0 al Schalke 04, que recordó al ya icónico 2-8 contra el Barcelona. Esto hacía presagiar lo peor a algunos aficionados sevillistas.
No obstante, el Sevilla se plantaba en una final que solo había ganado en una ocasión (2006) y para la que trabajó como el que más, tumbando a otros gigantes europeos hasta alzar el título de la Europa League.
En los onces iniciales encontrábamos pocas sorpresas. Por parte del Sevilla, Rakitic hacía su re-debut en el centro del campo, escoltado por Fernando y apoyando a Joan Jordán. Los alemanes, con el once de gala, con la excepción de Lucas Hernández en el flanco izquierdo, en lugar de Davies.
Dos estilos enfrentados
Los minutos iniciales sirvieron de tanteo, con presiones muy altas de ambos conjuntos y marcando terreno en lo físico. Fruto de esto llegó el penalti en el minuto 10. De Jong aprovechó un centro de Navas (una vez más) para bajar el balón y dejárselo de cara a Rakitic, que cayó en el área tras un contacto con David Alaba. El encargado de transformarlo fue Lucas Ocampos, que no falló y puso a los de Nervión por delante.
Con el 0-1 en el marcador, el Sevilla reculó, cedió el balón y también cedió terreno, el cuál aprovechó el Bayern para intentar hacer daño, acumulando muchos hombres cerca del área andaluza. Con Sané muy centrado y Müller indetectable, los bávaros crearon casi todo el peligro por dentro, dejando la banda izquierda para Lucas, que se pudo desplegar en ataque con bastante libertad.
En el minuto 33 llegó el empate, tras una dejada de Lewandowski en el área, que aprovechó Goretzka para fusilar a Bono.
El partido avanzó en la misma línea hasta el descanso, al que llegaron ambos conjuntos con notables diferencias en el juego. 7 tiros del Bayern por 1 (el penalti) del Sevilla, y una distancia importante en la posesión del balón (64%-36%).
Tras el parón, los de Lopetegui tuvieron un buen inicio, en el que fueron más protagonistas con balón y conectaron varios ataques con peligro. A esto ayudó la entrada en el verde de Oliver Torres (por Rakitic), que fue de más a menos, aportando más control y pausa al ritmo atosigante del Bayern.
A falta de media hora para el final de los 90 minutos, los alemanes seguían a lo suyo, habiendo marcado dos goles que fueron anulados (uno por fuera de juego, y otro por falta de Lewandoski). El polaco sufrió bastante ante los centrales del Sevilla, los cuales estuvieron a un muy alto nivel, en especial Koundé.
En los últimos minutos, En-Nesyri (que sustituyó a De Jong en el 56) tuvo la acción que pudo cambiarlo todo. Tras un córner en ataque del Bayern, el Sevilla montó una contra entre Jesús Navas y el marroquí, plantándose éste último en el área, hombre a hombre contra Neuer. Para desgracia de los sevillistas, el portero alemán adivinó el disparo, aguantando de pie hasta el último momento.
El empate seguía en el marcador, y los dos equipos se enfrentaban a 30 minutos de prórroga fatigante, en los que las fuerzas flaqueban.
Empezó muy enchufado de nuevo el Sevilla, con un disparo al palo de En-Nesyri, pero poco a poco los de Flick impusieron su juego, valiéndose de los cambios que no habían realizado en los 90 minutos. Cerca del minuto 100 entraban al terreno de juego Javi Martínez y Davies, para aportar altura y velocidad a lo que restaba en el cronómetro.
Fue precisamente el español el que marcó el 2-1 definitivo, después de un saque de esquina que concedió Diego Carlos tras un despeje sin presión rival.
El resto del encuentro fue más entrega y corazón que otra cosa, ya que los jugadores parecían exhaustos, lo que no impidió que los de Lopetegui lo intentasen, aunque sin acierto, hasta el último minuto.
El Sevilla muere de pie
De esta manera el Bayern de Munich venció de nuevo. Estamos hablando del mejor equipo del mundo actualmente. Un equipo que juega a un ritmo diferente a los demás y que domina todos los registros.
Los hombres de Flick despliegan un juego directo muy dañino para el rival, pero también saben dar pausa, controlar el tempo del encuentro y esperar a que aparezcan las ocasiones. Asimismo, tienen un poderío físico muy notorio en el que basan sus ataques. A día de hoy, es el conjunto más en forma, y se nota también a nivel anímico, volcándose en el ataque tras recibir un gol tempranero. Sin ser su mejor partido a nivel táctico, el Bayern logró imponer su estilo y dominar el encuentro en prácticamente todo momento.
No obstante, enfrente estaba un Sevilla que si algo ha demostrado es que sabe competir contra cualquiera y mirar de tú a tú hasta a los gigantes bávaros. Era el primer partido de esta temporada para los andaluces, y aguantaron 120 minutos de garra, esfuerzo y sacrificio, llegando incluso a tener en sus botas el triunfo. Esto habla muy bien de los de Lopetegui, que de esfuerzo y dedicación van sobrados, a pesar de acusar algo más de acierto en los últimos metros.
David no venció a Goliat en la Supercopa de Europa, pero puede estar más que satisfecho de su desempeño sobre el terreno de juego. Tal vez la Champions League conceda una revancha a los de Nervión. Si ambos nos brindan un espectáculo tan digno como el de hoy, no nos podremos quejar.