Sermón del Beato Marcelo Spínola el 8 de septiembre en Cantillana
Pero bello es y consolador el titulo de Pastora. Los hijos de María no han sabido que nombre darle. Han contemplado los cielos y la han apellidado Estrella, Aurora, Luz. Han mirado a la Tierra y la han llamado Fuente, Flor, Monte, Valle… Se han replegado en el interior de sí mismo y la han dado los epítetos de Consuelo, Gracia, Misericordia, Amor. Han registrado el Mundo de las maravillas y han venido a sus labios las palabras Milagros, Triunfo, Victoria. Pero todo lo encierra la advocación de Pastora.
Y encierra una enseñanza ¿a quién debemos buscar?, es luz. Y ofrece a nuestro corazón inquieto, receloso, desconfiado, seguridad. Su Pastorado es legítimo, es seguridad del corazón y abre a nuestras almas temerosas amplios horizontes de esperanza… Es esperanza de la vida.
I
Vale mucho el hombre, su entendimiento, su corazón, la historia de los progresos humanos, la historia de los héroes, pero ¿vale tanto como cree? Han dicho: Solo nos bastamos, Dios no hace falta para nada, la Iglesia tampoco, el sacerdote inútil. Y una triste experiencia ha hecho ver lo monstruoso del engaño. Podía calcularse a donde pararían los pueblos sin Dios. Hechos dolorosos han justificado las predicciones: las escuelas laicas, la beneficencia civil, la ciencia manipulada, el amor libre. Rebaño somos pero de Cristo y María Pastora, guía que nos lleva a Cristo. Palabra de Cristo: Philippe, qui videt me… etc. Eso puede repetir María: Qui videt et me…etc. Toda gloria, toda sabiduría, toda virtud, todo bien proviene de Cristo, lumen de lumine. Tal es María. Nos conduce a Cristo por el conocimiento, por la amabilidad, por la fuerza secreta de la Gracia.
II
III
El alimento propio de cada ser. No todo lo que gusta nutre, los pastos del rebaño influyen en su salud, en su vigor, en su vida. El hombre tiene su alimento propio también: La verdad, la justicia… La tierra en que mora el género humano ofrécele doble pasto: el error y la iniquidad, la verdad y la justicia. Ay de nosotros si tomamos la mentira, la iniquidad. ¿Qué resultará? La muerte en la inteligencia y en el corazón. Por el contrario si acertamos tendremos vida, en la cabeza y en el pecho.Qui sequitur me… El que sigue a María no se aparentará de mentira e iniquidad.
Y en efecto María es un mundo y como el mundo predica a Dios. Es un libro sagrado como la Biblia y a la manera de ésta nos describe las maravillas divinas. Es como la Iglesiacolumna y fundamento de la verdad, así enseña no quimeras, no utopías, no caprichos sino verdad. Justitia cingulum lumborum eius. La santidad le rebosa, sus efluvios se manifiestan y se escapan por todos lados, El que se acerca a María la aspira, la bebe, se alimenta de Ella”.
Sermón de la Divina Pastora de Cantillana 8-IX-1900. Escritos autógrafos del siervo de Dios. Volumen XIV. Fascículo 45, págs. 7-9.