Para que los pies estén suaves, muy suaves, y las uñas vuelvan a lucir rosaditas, no viene nada mal de vez en cuando sumergirlos en leche de vaca, entera y templada. Para ello, calentamos (sin llegar a hervir) un litro de leche entera y dejamos los pies en remojo alrededor de 20 minutos. Después continuamos con el proceso habitual. Y se nota.
Es baratito, gustosito, y funciona. Ya me contaréis.