Revista Opinión

El beso (A ellos, que por amor a la vida y a la libertad, perdieron su vida y su libertad)

Publicado el 09 julio 2019 por Paco Arenas @voz_republica

El beso (A ellos, que por amor a la vida y a la libertad, perdieron su vida y su libertad)
 (A ellos, que por amor a la vida y a la libertad, perdieron su vida y su libertad)
El beso, sin vergüenza ni recato, con los ojos empañados por las lágrimas por la pérdida del último compañero tras el desastre. Ese beso, que puede ser el último, dado con pasión, sin ilusión y sin posibilidad de otra oportunidad de amar, de ser amado, no merece ser olvidado tras la última batalla, ese beso debe quedar en la Memoria.
Ese beso de la última batalla, tras la derrota, sabiendo que la victoria de los traidores será mucho peor que la peor de la guerra, que el enemigo no entiende de amores, solo de trincheras, no debe pasar al olvido, ese beso debe quedar en la Memoria.
El último beso, clandestino, con prisas, cinco minutos antes de ser detenidos, quince días antes de ser asesinados, sabiendo que la vida es infinitamente más frágil que la llama de una vela sin cera ni mecha, y que ya no habrá batallas de besos, miradas furtivas, ni palabras de amor   en las trincheras, ese beso debe quedar en la Memoria.
El beso que mira de reojo sabiendo que la bala mercenaria de los traidores, está al acecho dispuesta a sembrar el dolor después de la última batalla, de la rendición de los justos, de la traición de Casado, ese beso, debe quedar en la Memoria.
Ese beso fiel, sin antagonistas eternos, que exige el derecho a existir, a respirar, consciente sabedor que la muerte victoriosa siempre, puede ser más dulce compañera que, tras la última batalla, caer prisioneros, ese beso, debe quedar en la Memoria.
Ese beso enamorado, sobre el que nadie escribirá, ese beso de despedida, sin visto por nadie, rodeado de luz, a pesar de la oscuridad, raptado por la crueldad de los traidores, arrebatado al último suspiro, ese beso miliciano de quienes lucharon por la libertad, ese beso debe quedar en la Memoria.
El beso no dado, robado al futuro, del miliciano, del soldado, de la novia que espera, del hijo que sueña, de la madre que llora, ese beso nunca debe ser perdonado, debe quedar en la Memoria, nunca más en la trinchera.
©Paco Arenas,   autor de Magdalenas sin azúcarla novela  que según  algunos profesores de historia deberían leer los jóvenes y todos quienes quieran conocer la verdad. 

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