Ya hace tiempo que la periodicidad de mis escritos en este humilde blog se ha ido espaciando mucho. ¿Falta de ganas? ¿Falta de tiempo? ¿La inmediatez de las redes sociales hace que ni escribamos ni leamos textos largos? No lo sé. ¿Son los blogs algo arcaico y condenado a desaparecer como creen muchos? Tampoco lo sé. Es mi intención, al menos de momento, intentar volver a escribir con más frecuencia, pero sólo el tiempo lo dirá.
Hoy quiero compartir tres vinos del Bierzo que me regaló un amigo con el que me une, aparte de ya varios años de relación laboral, una amistad que se ha ido cimentando en intereses comunes, y al que quiero aprovechar para agradecer aquí públicamente su apoyo siempre que le he necesitado. Gracias Salva.
Los vinos en cuestión son elaborados por Gancedo Bodegas y Viñedos. Una bodega familiar situada en Quilós, provincia de León, y que trabajan un total de 19 Ha de viñedo repartidas en 5 fincas, y con una edad de las cepas de entre 60 y 100 años. Viticultura tradicional, artesanal, pero intentando mantener el máximo respeto y la integración con el medio ambiente. Elaboran 6 vinos entre blancos, tintos y rosado, a partir de las variedades Mencía, Godello y Doña Blanca.
Su blanco Capricho Val de Paxariñas 2014 (DO Bierzo, blanco joven, 85% Godello y 15% Doña Blanca; Gancedo Bodegas y Viñedos) se elabora con frutos de cepas de Doña Blanca de 60 años y el Godello más joven, de 20 años, plantados en vaso sobre suelos arenosos y con un rendimiento de 1-2 Kg/cepa. La vinificación se lleva a cabo en inox. Se trata de un vino de color amarillo pálido, con reflejos verdosos, limpio y brillante. Buena intensidad aromática, con fruta muy madura (pera), lichis, puntas de jazmín y destellos herbáceos. En boca eché en falta un poco más de acidez (para mi gusto, ojo), siendo un vino frutal, algo graso y con un final amargoso muy agradable. Unos 6 meses después descorché una segunda botella, donde la nariz era menos intensa, y apareció un carácter más floral y recuerdos de heno, sin grandes cambios en boca. A pesar de que para mi gusto iba un poco justo de acidez, me gustó bastante este vino.
Hoy mismo he descorchado una botella de uno de los tintos que elaboran, Xestal Mencía 2008 (DO Bierzo, tinto con crianza, 100% Mencía, Gancedo Bodegas y Viñedos). Frutos procedentes de viñedos en vaso plantados en suelo franco limoso y algo arcilloso, con una edad de las cepas de 60 a 100 años, con un rendimiento de 1,5-2 Kg/cepa. Vinificación en inox y maloláctica y crianza de 12 meses en barricas de roble francés, para sacar el vino al mercado al menos 5 años después de la vendimia. Mostró un color rubídeo granatoso de capa media, algo opaco. Nariz de intensidad media, que a primer acercamiento mostraba sobre todo aromas de fruta negra madura y tostados, apareciendo luego aromas florales y esos olores tan típicos de la Mencía que recuerdan a la verdura cocida. En boca buena acidez, cuerpo medio, recuerdos frutales y de madera bien conjuntados, y un final algo secante. Me pareció un vino muy bueno, y aun cuando pensaba que ya con 9 años a sus espaldas podría ir justo, creo que aún tiene bastante vida por delante.
He querido dejar para el final el vino que más me ha gustado de los tres. Elaborado a partir de cepas de Doña Blanca a de 60 años y de Godello de 20 años plantadas en suelos arenosos y pedregosos. La Doña Blanca en vaso, con una densidad de 3.800 plantas/Ha y la Godello plantada en espaldera con densidad de 3.000 plantas/ha. Viticultura tradicional, producción de 1-2 kg/cepa y elaboración y posterior crianza de 13 meses en barricas de roble francés. Herencia del Capricho 2009 (DO Bierzo, blanco con crianza, 90% Godello y 10% Doña Blanca; Gancedo Bodegas y Viñedos) viste de un precioso color amarillo dorado con reflejos dorados, intenso y brillante. Buena intensidad y complejidad aromática, con cera de abejas, amielados, fruta blanca muy madura, jazmín, mantequilla dulce... En boca es un vino grado, denso, con una acidez correcta, lleno y largo. Un vino más que interesante, para ir descubriendo matices y disfrutando con él mientras evoluciona en la copa. Me guardo una segunda botella porque creo que puede tener una evolución digna de apreciar.
Vinos buenos e interesantes los de esta bodega, desde los de trago más fácil con Capricho, pasando por una Mencía de calidad y potencial de guarda y un blanco con crianza de tiempo y disfrute. Me gustaría probar el resto del portfolio de la casa.