De nuevo la paradoja española: ningún país de Europa necesita tanto como España que sus políticos cooperen y se unan en la defensa de la regeneración y el bien común, pero en ningún otro es tan difícil lograrlo. Ni siquiera en los tiempos terribles en los que parecía que Cataluña rompía todas sus amarras con España fue posible una alianza de salvación entre el PSOE y el PP. Están tan acostumbrados a luchar a cuchilladas que no se dan cuenta de que son tan parecidos que parecen gemelos, sobre todo en los campos de la corrupción, los privilegios, el divorcio con los ciudadanos y el desprecio a la democracia.
¿Cómo va a ser posible el diálogo constructivo en un país de brutales bloques pétreos y herméticos? La opción preferida siempre es machacar al adversario y deshacer todo lo hecho por el anterior gobierno. En lo único que parece haber acuerdo es en el comportamiento mafioso: todos respetan los tabúes del sistema: no hablar de los privilegios de los políticos y defenderlos hasta la muerte; no cuestionar las autonomías que nos permiten colocar a nuestros amigos; no criticar jamás la financiación pública y generosa de los partidos; no castigar demasiado a los corruptos; no reducir jamás el tremendo tamaño del Estado; controlemos todos al unísono, la Justicia, limando sus garras para que no nos pueda hacer daño; jamás bajar los impuestos que nos permiten nadar en la abundancia; abrir las puertas a los inmigrantes porque necesitamos su trabajo esclavo; el pueblo tienen que estar siempre bajo control, lo mismo que los medios, a los que se les debe cortar las alas para que no nos perjudiquen demasiado, etc, etc.
George Lukas ha debido inspirarse en España para realizar su famosa saga de la Guerra de las Galaxias, donde el enfrentamiento entre el lado oscuro y la luz se ha convertido en la espina dorsal de cada uno de los films. Sin embargo, el parecido entre la realidad española y las guerras entre el Imperio y la resistencia es escaso porque en los espacios interestelares los buenos y los malos están claramente diferenciados, mientras que en España todo está confundido y revuelto ¿Quienes son aquí los Jedis y Siths? ¿Quienes son los hijos de la luz y quienes los de las tinieblas? El que lo sepa y consiga explicarlo se gana un chalet de lujo, como el de Pablo Iglesias.
La irrupción de VOX es un claro ejemplo del galimatías tenebroso español. ¿Los de Abascal son Jedis o Sitths? ¿Están con la fuerza del bien o del mal? ¿Militan en el lado claro o en el oscuro? Unos les llaman fascistas y otros los consideran libertadores. Lo único evidente es que la galaxia española está destrozada y que va a ser imposible que sus fuerzas se coordinen para reconstruir los enormes daños causados por la política, una fuerza que ha debilitado, frenado y castrado a una nación llamada Espña que reúne condiciones para ser próspera y poderosa, pero que, por culpa de sus líderes, es pura basura interestelar.
Francisco Rubiales