El bipartidismo se reinventa

Publicado el 19 noviembre 2014 por Icastico

El lunes 17 la televisión pública (La1 y La2), que parece ir camino de concertada partiendo del propio desconcierto, ha refundado o refundido la izquierda, o lo que sea, en un santiamén, tres horas, el tiempo que va del informativo de la primera cadena, 21:00 horas, al de la segunda, medianoche. Mejor dicho, se ha cargado a Podemos, pero no a Pablo Iglesias. De forma tan sencilla de explicar como compleja de entender. Apoyándose en dos imágenes para (des)informar, ambas muy similares y tomadas de una entrevista que Pepa Bueno realiza al líder de Podemos en su programa Hoy por Hoy, de la SER, y en dos rótulos, estos muy diferentes y puestos por nuestra tele, convierte a Iglesias en Secretario General del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) a las nueve de la noche y en Secretario General de Izquierda Unida (IU) a las doce, después de cenar, si es que cenó con tanto trajín, por muy organizado que parezca el muchacho.

Me gustaría conocer la opinión de los tres implicados en el asunto. De entrada han enviado a Pdro Schez al paro, lo mismo se han desconcertado por la fuga de esas dos vocales, y un acento, que es un coñazo digital cuando se trabaja con arrobas, los acentos mejor depilarlos. No le va a quedar otra a Pdro que recurrir al populismo que tanto denosta para llegar a toda leche a las próximas elecciones e ir repartiendo los rótulos adecuados por los informativos de La1 y La2 sin quitarse el chándal. Lo de IU lo entiendo algo más; el actual coordinador Federal, Cayo Lara, acaba de comunicar que no tiene intención de seguir y apuesta por la renovación, personificada, a todas luces, por el joven Alberto Garzón, y un apellido así da como repelús en TVE. Lo que no imagino es lo que podría pasar bajo la coleta de Podemos, si le hubiese gustado más transitar del PSOE a IU o hubiese preferido un viceversa. Los expertos dicen que se ha merendado a los segundos copiando la fórmula del éxito de Felipe en el 82, que se empeñó en zamparse otra casta, la del régimen. Lo consiguió y la dieta le sentó de maravilla a pesar del aspecto indigesto que presentaba. Es que lo bueno de esa pitanza estaba en los postres.

Si yo fuera de la Troika y estuviera en la habitación de un hotel de la capital española viendo la tele para ponerme a la última, infartaba, pillo el móvil y llamo a la prima de Riesgo y le provoco un subidón de esos que bajamos todos los pringañoles con paños fríos de decreto. Eso no me lo como solo, ¡Pablo Iglesias secretario general del PSOE! Si fuera la reencarnación del fundador de tan histórico partido podría pasar. Otro gallo cantaría si decido conectarme a las cadenas privadas, en sesión continua de las olimpiadas de la corrupción, arrasando en el medallero, eso no tiene nada de última, es normal, no quita el sueño, sobra contar ovejitas. A dormir, que mañana tengo que decir, sin que se me note, que la banca española es de las mejores, que supera todas las pruebas que le ponen por delante, que Blesa y Rato han sido un ejemplo (no miento) y que Expaña va por el “buen” camino (pero no sabe lo largo que es). Sin esas ojeras horribles que presentaba Zapatero en su primera gran traición; le hubiera sentado mucho mejor la dimisión, ahora el PSOE no estaría tan preocupado con Podemos.

Obviamente las presentadoras se disculparon de viva voz, sin rótulos, pero me han dejado confundido, que es como suelo quedar cuando tengo a la desconfianza dándome la lata. Desconozco si el asunto es a propósito o a despropósito, alguna opción será y las dos me acojonan por la reiteración; ya no sé si pretendían un mensaje subliminal, una sugerencia, si todo es fruto de un incendio en la cocina del CIS o hasta la venganza de un becario despechado con billete de “movilidad exterior” sacado en la línea aérea Fátima Báñez, cuyo “aparato” está siempre en las nubes, no para. O que TVE se haya convertido en un FAES que quiera refundar el bipartidismo a la americana. Para que nada cambie. A Iglesias no le colocaron el cartel de Secretario General del PP, que es el cartel de la casa, por mucho que este partido necesite urgentemente una coleta.