A nadie le gusta que le humillen; y eso es una verdad como un templo. Tal vez la "humillación" a la que me estoy refiriendo no está expuesta a ponerte en ridículo delante de un grupo de personas, pero sí que es verdad que está expuesto a ponerte en ridículo delante de ti mismo. Cuando ves que lo que dices no tiene sentido y recapacitas sobre tus actos, recapacitas y te das cuenta de que lo que estás haciendo y/o diciendo es una soberana estupidez. Tal vez sea una gilipollez como una casa y eso es innegable; puesto que todos cometemos errores y más cuando hace relativamente pocos años que vinimos al mundo.
Cuando se es adolescente, es inevitable que cometamos mil y un errores, nos choquemos con mil y un muros que nos digan: "hasta aquí has llegado", y que de los problemas hagamos algo enorme aunque no sea su verdadero tamaño.
En el momento en el que nos damos cuenta de que no llevamos razón y que tal vez y sólo tal vez lo que hemos estado haciendo es algo de lo que pensaremos en un futuro y nos reiremos, o puede que sea más que eso y que nos dediquemos a restregarnos en nuestro propio fracaso para así darnos cuenta de lo débiles y estúpidos que somos realmente.