Concretamente, en campo boquense hubo futbolistas originarios de seis países: Argentina, Brasil, Chile, Uruguay, Paraguay y Colombia. Algo que no había ocurrido ni siquiera en 1961, cuando, en medio de la fiebre importadora desatada por el "Fútbol Espectáculo", estos equipos protagonizaron el superclásico con mayor cantidad de extranjeros al poner en cancha nada menos que a ¡diez!.
En ese histórico partido que terminó igualado 2-2 en el Monumental, las formaciones -escritas a la usanza en que aparecían en los diarios por aquella época- fueron las siguientes:
RIVER PLATE: Carrizo; Ramos Delgado y Etchegaray; Lombardo, Varacka y Schneider; Domingo Pérez (uruguayo), Moacir (brasileño), Pepillo (español), Delem (brasileño) y Roberto (brasileño).
Domingo Pérez, Delem, Moacir, Pepillo y Roberto: delanteros del River '61.BOCA JUNIORS: Roma; Rico y Marzolini; Víctor Benítez (peruano), Rattin y Orlando (brasileño); Nardiello, Dino Sani (brasileño), Valentim (brasileño), Maurinho (brasileño) y Yudica.
Maurinho, Dino Sani y Valentim. Sólo este último triunfó en Boca.En síntesis, esa tarde hubo jugadores de cinco países distintos: Argentina aportó 12, Brasil 7, Uruguay 1, Perú 1 y España 1.
Esta vez, en cambio, con la mitad de extranjeros que en aquel partido de 1961 las nacionalidades representadas fueron como quedó dicho seis, ya que además de los argentinos jugaron para Boca un chileno (Medel), un colombiano (Bonilla) y un brasileño (Luiz Alberto), mientras que por River lo hicieron un uruguayo (Juan Manuel Díaz) y un paraguayo (Rodrigo Rojas).
Además, fue curioso que justo en un superclásico Boca jugara por primera vez en su historia con dos zagueros centrales no sólo extranjeros, sino de distintas nacionalidades como los mencionados Bonilla y Luiz Alberto. En 1934, el club de la Ribera fue campeón con otra pareja de centrales íntegramente extranjera (Moysés y Bibí), pero ambos eran oriundos de Brasil.
Para colmo, los dos goles de Gary Medel también representaron algo totalmente inédito, ya que nunca un chileno había logrado marcar por partida doble en un Boca-River ni convertir para los xeneizes contra los de la banda. Un dato no sólo pintoresco, sino también demostrativo de un fútbol que cada vez necesita recurrir más a figuras de países vecinos para compensar la falta de propias. Y en el que cualquier Medel es Gardel.