Hace unos meses, la cantante Janet Jackson iba a dar un concierto en Oslo, Noruega, pero... ¿quién se enteró? Posiblemente sólo los fans de Jackson, ya que la cantante quiso tener tanto control sobre las fotografías que se tomarían durante el concierto, que los fotógrafos decidieron no acudir y no cubrir el evento.
Todo fue resultado de un contrato que los managers y abogados de Janet Jackson querían que firmaran los medios de comunicación. Este contrato daba todos los derechos a la compañía de Jackson y además exigía la aprobación de la artista antes de su publicación. Otra de las cláusulas es que esas imágenes sólo podrían ilustrar la noticia del concierto de Oslo y no usarla para otras noticias relacionadas con ella.
Visto el panorama que se presentaba a los fotógrafos, todos los periodistas decidieron apoyarles y no ir al concierto. Solamente un medio escrito reseñó la actuación y explicó a los lectores por qué no había fotografías.
No es la primera vez que ocurre un hecho así, y tampoco son sorprendentes escuchar a los fotógrafos de conciertos quejarse de hechos así. Pero parece que ahora poco a poco está habiendo más voz para decir que no se trabaja gratis o que no se trabaja bajo condiciones impensables y en las que el fotógrafo sea el que salga perdiendo.
Seguramente más de uno pensará que ya era hora que el gremio se hiciera oir, y quién sabe si gracias a que noticias como ésta salgan en los periódicos, empiece una revolución laboral en la que no se abuse del trabajador.
Qué os parece, ¿estamos ante un cambio?