El mundo cambia. La gente, cansada de ser manipulada, se informa ahora más en Internet y a través de wassaps y redes sociales que por unos medios de comunicación que son parciales y, en gran medida, sometidos al poder, lo que resta capacidad de manipulación a los que gobiernan y hace más libres a los ciudadanos.
Los productores y cineastas que están detrás de la película "El Guardián invisible" están asustados ante el boicot contra esa película que se abre paso en Internet y se han apresurado a pedir disculpas por las ofensas a los españoles lanzadas por una de las actrices del reparto. Este es un dato más que demuestra que la protesta y el boicot son el camino para librarse de los políticos corruptos que se han atrincherado en el Estado y para obligarles a que emprendan la ruta de la regeneración, un camino que los sátrapas sólo emprenden cuando tienen miedo del pueblo.
Lograr que los políticos teman al pueblo en España sería el principio del fin del sistema corrupto e inicuo que han creado, al que llaman democracia, cuando en realidad es una vulgar dictadura de partidos y de políticos profesionales.
De la democracia real, en España no queda nada: ni separación de poderes, ni una ley igual para todos, ni respeto a la Constitución, ni castigo para los corruptos y delincuentes con poder público, ni respeto al pueblo, ni participación ciudadana en los procesos de toma de decisiones, ni una sociedad civil articulada, que sirva de contrapeso al poder político, ni una libertad de prensa que, a pesar de ser imprescindible en democracia, está mediatizada y comprada, en gran parte, por los políticos y las grandes empresas.
El dicho universalmente aceptado de que "Cuando el gobierno teme al pueblo, es porque hay democracia y cuando el pueblo teme al gobierno es porque hay tiranía" tiene plena vigencia en España, donde el poder político es tan denso, poderoso y carente de controles que el pueblo siente terror ante el Estado y soporta, asustado, arbitrariedades y abusos múltiples, como los impuestos abusivos, los privilegios injustos e inmerecidos de los poderosos y el océano de corrupción y enriquecimientos ilícitos de la clase política.
En Granada, el movimiento de protesta coordinado por Spiriman ha arrinconado a la Junta de Andalucía, que ha dado marcha atrás y ha concedido a la ciudad dos hospitales. La película "La reina de España" acabó en la ruina y el fracaso no tanto porque era una producción de baja calidad, sino porque el pueblo se indigno y le hizo el boicot porque su director declaró que no se sentía español. Pero quizás el caso más espectacular de poder popular está siendo el movimiento contra el injusto y abusivo impuesto de sucesiones y donaciones, que en Andalucía y Asturias es brutal, nada menos que cien veces más elevado que en Madrid, un tributo indigno y opresivo que está obligando a miles de familias a renunciar a las herencias de sus mayores, las cuales pasan a engrosar la propiedad de los gobiernos.
La reacción popular contra ese impuesto está siendo sorprendente e intensa. La plataforma "Stop Impuesto de Sucesiones" está desbordada por los apoyos que recibe de familias, profesionales y víctimas que se sienten humilladas y vejadas por unos políticos que cometen abusos terribles cobrando ese impuesto injusto y confiscatorio, a los que hay que frenar porque permitirles esa injusticia es propio de esclavos, no de ciudadanos libres.
Los españoles, por fin, se convencen de que de los partidos políticos nunca puede surgir la regeneración y que son los propios ciudadanos los que tienen que ganarla con su esfuerzo, utilizando dos vías de suma eficacia: la primera es la información veraz, el boicot y la protesta, incluso en las calles y plazas, para informar a la sociedad y colocarla en contra de los que utilizan el poder en beneficio propio, y la segunda, quizás la más importante, que consiste en no votar jamás a partidos políticos que están manchados por la corrupción y el abuso de poder.
Francisco Rubiales