El bosque de las cruces, un monte en duelo

Por La Viajera Incansable @viajoincansable

El 26 de julio de 2015, la Catalunya central sufrió el peor incendio forestal de la última década. El bosque de Òdena -entre los municipios de El Bruc (comarca de la Anoia) y Sant Salvador de Guardiola (Bages), muy cerca de las imponentes montañas de Montserrat y justo al lado de la carretera BP-1101- ardió hasta devorar 1.293 hectáreas de arboleda.

Marc Sellarès, natural de la zona, artista visual y caporal en Bombers de Barcelona, profundamente conmocionado ante la visión de los árboles carbonizados del bosque que tantos buenos momentos le había brindado a lo largo de su vida, sintió la necesidad de llamar la atención de todos nosotros sobre la pérdida de este pedazo de naturaleza para intentar sacudir conciencias y, a la vez, vivir su propio proceso de duelo. Ni corto ni perezoso, decidió formar cruces con los troncos y las ramas quemadas llegando a plantar tantas como hectáreas habían sucumbido a las llamas. Se daría un año de plazo para realizar el trabajo e inauguraría la obra cuando se cumpliera el primer aniversario del incendio.

Las cruces se erigen sobre los maltrechos troncos de dos colinas y están estratégicamente colocadas para que puedan ser vistas desde la carretera (foto de Eterno Sedentario con un Samsung Galaxy J500FN) Las distintas cruces que conforman la intervención tienen alturas que van desde el metro y medio a los diez metros

El llamado Bosc de les creus (bosque de las cruces) es una intervención artística de gran formato que se sitúa dentro de la corriente del land art, un movimiento artístico que entiende la obra como parte del paisaje y aprovecha materiales naturales para crearla.

El “Bosc de les creus” es la mayor intervención de “land art” o arte de la tierra que se ha hecho nunca en el estado español Adentrarse en el bosque, desde la carretera, es sobrecogedor (foto de Eterno Sedentario con un Samsung Galaxy J500FN) El paisaje de cruces con el magnífico telón de fondo de la sierra de Montserrat es de una rotundidad indiscutible

Quizá los más puristas pudieran reprocharle al autor que haya utilizado clavos de metal para fijar las ramas en lugar de otro tipo de material biodegradable. Sin embargo, Marc Sellarès ya ha declarado que se encargará de ir recogiendo las fijaciones a medida que, con el paso del tiempo, vayan cayendo junto con las cruces.

Entre las cruces aparece lo único que el fuego no pudo destruir: dos cabañas de piedra seca

El proyecto gozó de tal atención desde prácticamente el principio que su inauguración el pasado julio fue un mero trámite; mucho antes, el bosque había aparecido ya en las páginas de diarios y canales de noticias de medio mundo.

La presencia de visitantes, lejos de constituir un problema, otorga personalidad y carácter a la obra, la hace más cercana y la convierte en patrimonio de todos. Es una forma de que cada uno de nosotros seamos testigos del alcance de lo que hemos perdido y comprendamos que no puede volver a suceder.

El proyecto, ya terminado, del inquietante “Bosc de les creus” nos pareció una genialidad y muy poderoso visualmente

Finalmente, ayer domingo, día 6 de noviembre, estuvimos allí y cuál fue nuestra sorpresa al enterarnos que, justo los dos días anteriores, el Bosc de les creus había sido el lugar elegido para un intento de récord Guinness cuando los fotógrafos Carles Domènech y Carles Calero montaron el escenario para la fotografía nocturna más grande del mundo con la participación de más de cien personas desnudas utilizando la técnica del light painting (hacer dibujos con luz con una exposición exageradamente larga; podéis leer más sobre esta técnica fotográfica aquí).

Desde que supe de la existencia de este bosque convertido en obra de arte no pude dejar de buscar noticias relacionadas por la red: según Sellarès, se inspiró en las cruces del cementerio de Normandía; fotógrafos y artistas han ido a grabar performances, usando el paisaje como si fuera un auténtico plató; la productora RAW cinema está rodando el cortometraje «One by one»; el grupo de rock Skandal Jackson, el músico Toni Martínez y el violinista Eduard Freixa han grabado videoclips. Os dejo, a continuación, con la espectacular interpretación de este último de la canción «Rise», de Katy Perry, en el bosque: os pondrá el vello de punta. 

Por su propia naturaleza orgánica, la intervención del Bosc de les creus es efímera y durará hasta que vaya degradándose por la acción de los agentes meteorológicos. Con las cruces en el suelo, ya deterioradas, el monte contará, si cabe, con una mayor carga simbólica: el proceso de duelo habrá terminado.

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