Sinopsis:
Laurel Kirkeby, la vizcondesa de Colvile, es la mujer más deseada de toda Inglaterra.
Aristócratas y burgueses sucumben miserablemente ante su belleza y arrogancia, hasta que caen en la cuenta de que está completamente loca. La enfermedad que ha acompañado a Laurel desde la niñez es un secreto a voces en el seno de la alta sociedad británica: una mezcla insólita de inocencia, egocentrismo, inadaptabilidad a las normas sociales más elementales y el temperamento de alguien que ha sido poseído por el mismísimo demonio. Su locura es la agonía de su madre, la razón de la apatía de su padre y, más recientemente, de las burlas crueles de su marido.
Luego de su matrimonio de “conveniencia mutua”, Laurel ha sido arrojada a una vida que no le pertenece, pero que al menos le permite dar rienda suelta a sus excentricidades. No obstante, esa vida se verá truncada una vez se convierta en la única testigo de un crimen. La amenaza de ser internada en un manicomio le obligará a luchar en contra de sus más terribles miedos, y un viaje forzoso la llevará a través de senderos desconocidos, de sentimientos novedosos y de la posibilidad de descubrirse a sí misma a través del amor.
Alexandra Risley vuelve a desnudar la Inglaterra victoriana, paseándonos por el inextricable mundo de la mente femenina donde la histeria, la esquizofrenia y otros males que ni siquiera conocían nombre son los enemigos a enfrentar.
Opinión personal:
Calificación:No sé ni desde cuando tengo esta novela, la compré hace bastante por una recomendación, pero después empecé a leer que era una historia bastante dura y la fui dejando. No estoy para leer dramas, la verdad y, aunque es inevitable que sin saberlo de vez en cuando me encuentre con uno, prefiero evitarlos.
No obstante, este mes de noviembre tocaba en el reto #RETOLOVE4ROMANCE, que sigo haciendo pese a que incumplí el mes de septiembre (¡si sabéis de alguna novela de highlanders que sea original, por favor, dadme título y autora!) así que este protagonista progenitor viudo me iba de perlas y era el momento.
Es una novela compleja de comentar pues tiene cosas muy destacables, pero, al final, todo me ha resultado demasiado previsible ya que la autora deja, desde un inicio, pocas opciones para cerrar la novela.
Empieza muy bien, aunque muy lento. En ese sentido, creo que está algo descompensada estructuralmente. Alexandra Risley nos pone en antecedentes de cómo es la vida de Laurel —he de decir que la sinopsis es un poco exagerada pues su entorno social no es demasiado extenso—. Como personaje resulta original y, al mismo tiempo, arriesgado conseguir que resulte veraz y creíble. Entiendo que la autora se ha documentado bien sobre las características de la personalidad de Laurel, pero no puedo opinar mucho dado que es una temática que desconozco bastante. Sí que es cierto que resulta bastante creíble, al menos está claro que es diferente, sobre todo en cómo funciona su mente y el modo en el que interacciona con su entorno.
La forma en la que las circunstancias, sobre todo el cariño, puede
llegar a afectar el comportamiento de ella es lo que más me ha gustado y, sobre todo, he disfrutado mucho de la relación que surge entre la extraña que llega a una pequeña finca que está arrancando y la hija pequeña del propietario. Me ha costado creerme la edad de Pippa, siempre suele pasarme que los encuentro mucho más maduros, pero me ha parecido un personaje encantador que aporta a la novela escenas llenas de ternura. Me ha resultado de lo mejor del libro.
El protagonista, al que ni tan siquiera se nombra en la sinopsis, tarda mucho en aparecer. No quiero desvelar mucho sobre él. Aunque sí destacar que, de su personaje, lo mejor y más conseguido es esa lucha entre lo que no puede evitar y lo que se espera de él. Algo que dura hasta el minuto final y que me ha parecido lo más coherente. Quizás otra lectora con más fe se pueda creer más sobre esa relación que florece y que pueda haber algo más aparte de esa atracción física que sienten ambos.
La historia resulta muy bonita. Pero creo que es que la autora consigue aunar todos los ingredientes necesarios: mujer maltratada, hombre solo, niña que necesita una madre, personajes en contra y todo esto con el pasado duro y varias escenas violentas o humillantes de por medio. Imposible que al final no haya nada que no te toque la fibra.
La autora tiene un estilo muy correcto y, si me apuráis, es capaz de interesar al lector con una trama apenas sin complicaciones. Algo descriptiva en mi opinión, pero creo que es una forma para expresar mejor los sentimientos de una mujer a la que le cuesta tanto expresarlos.
Estamos ante un claro reflejo de cómo tendemos a arrinconar lo que no entendemos, ya sea enfermedad o demonios. Siempre hemos sido incapaces de intentar entender y de empatizar. En ellos la sociedad victoriana no es una excepción y hay que pensar que, con la ciencia de aquella época, aunque no defiendo la postura de algunos de los personajes que aparecen en la novela, sí creo que tuvo que ser así. Y no deberíamos quedarnos con el caso de Laurel, el vizconde podría ser otro claro ejemplo.
El problema me ha llegado al final, cuando en los últimos capítulos y tras un giro inesperado la autora me ha mostrado una Laurel totalmente diferente y me ha hecho plantearme qué es lo que no nos había mostrado de ella que, quizás, tan solo quizás, podría justificar ciertas actitudes. No me ha gustado ya que creo que ha intentado justo eso, justificar, algo que me ha parecido algo moralista. Cosas mías, seguro.
En resumen, El bosque de Laurel ha sido una novela muy entretenida, me ha interesado más a nivel de personajes que por su parte romántica. Una lectura con algunas escenas duras que creo que la autora las relata de forma bastante suave.
Una novela inusual dentro de la romántica histórica.
Datos de interés: Ficha de la novela - Ficha de la autora - Web de la autora
Pepa