«El mal que hacen los hombres les sobrevive»William Shakespeare, Julio César (1599)Al pensar en «gran novela americana» (en el concepto que crítica y editoriales proyectan, al menos), lo primero que me viene a la mente es la historia de una familia disfuncional, blanca y de clase media, encuadrada en el género realista, que a menudo narra las peripecias de varias generaciones y tiene una extensión superior a las quinientas páginas («grande» en múltiples sentidos, por lo tanto). Jonathan Franzen, por ejemplo. Sin embargo, basta indagar un poco para darse cuenta de cuán limitada es esta imagen de lo que se entiende por «gran novela americana»: en su intento de representar las tensiones de la sociedad contemporánea, comete el error de pensarla en su sentido hegemónico, es decir, muestra tan solo la realidad de la clase dominante durante un periodo de esplendor económico. En la microhistoria de esta hipotética gran novela, las minorías de todo tipo ocupan un rol como mucho secundario; en la macrohistoria, los años anteriores a la dimensión de superpotencia se ignoran. Más bien se trata, en suma, de la gran novela americana de algunos. De los de siempre.
Annie Proulx
A propósito del concepto de gran novela americana, El bosque infinito es algo así como la gran novela americana sobre la dominación del hombre blanco en toda Norteamérica. Proulx ha tardado diez años en escribirla: esta obra de múltiples capas, entre la historia colectiva y la acción individual, supone la culminación de sus preocupaciones estrella, la culminación de su estilo incisivo, de su representación brutal y desgarradora del ser humano. Ha construido una trama dinámica, llena de aventuras, enredos y revelaciones (traiciones, venganzas, hijos ilegítimos…) que por su extravagancia en ocasiones rozan el realismo mágico. A la vez, el largo alcance de la estructura en forma de saga muestra la evolución histórica y social, desde la llegada de los colonos franceses hasta nuestros días, con el reconocimiento de ciertos derechos (una escena muy simbólica: mediado el siglo XX, una mujer india, descendiente de curanderas, se convierte en médico). No obstante, su mensaje no es tanto una celebración de lo conseguido como una dura crítica a los daños irreparables. Porque, aunque la situación haya cambiado, no se puede olvidar, no se puede ignorar esta parte de la historia. En suma, una novela que redefine la identidad norteamericana teniendo en cuenta a los grandes olvidados, una novela que remueve la conciencia mientras hace disfrutar con las peripecias de dos familias.