Leer | SALMO 23 | “Junto a aguas de reposo me pastoreará. Confortará mi alma” (Sal 23.2, 3). Usted probablemente ha escuchado este pasaje innumerables veces. Pero, no importa con qué frecuencia sea recitado este salmo, parece como si algunas veces pasáramos desapercibido el alcance de su mensaje: Dios restaura nuestra alma.
La manera en que lo hace, es por medio de la comunión con Él. Aunque a veces nos apartamos de su senda, Él sigue siendo el Buen Pastor. Tenemos la tendencia a descarriarnos, pero Él vuelve a recibirnos gozosamente, y siempre está dispuesto a perdonarnos.
Pero ¿por qué tendemos a apartarnos? La realidad es que, probablemente usted nunca tomó la decisión consciente de olvidarse de Dios. Esto sucede, por lo general, como resultado de nuestros deseos de satisfacer nuestras aspiraciones personales. Cuando nos obstinamos por lograr bienestar y seguridad sin tener en cuenta a Dios, nos extraviamos más y más.
Lucas 15.3-7 es una imagen maravillosa de la cálida recepción que espera a una “oveja” perdida. ¿Castiga el pastor a la oveja descarriada? Por el contrario, hace una celebración, porque lo que se había perdido ha sido encontrado. De manera semejante, el cielo se regocija cuando un hijo de Dios descarriado vuelve al “redil”.
Al volver al Señor, es posible que usted experimente la disciplina divina, pero como creyente, nunca incurrirá en su ira. Esa ira ya fue derramada sobre su Hijo, quien llevó el castigo por nosotros. ¿Es usted una oveja perdida que está vagando lejos de su amoroso Pastor? Deténgase y escuche su voz, y será conducido a salvo al hogar celestial.
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