El cine es, sin lugar a dudas un arte colaborativo. Las películas pueden ser llevadas a cabo con mayor o menor escasez de medios, pero incluso éstas requieren de la coordinación de varios grupos de trabajo simultáneos y distintos. Muchas veces esa coordinación, por su falta, lleva a que ocurran accidentes; uno de los más costosos de la historia del cine, y quizás el más costoso de todos los que han ocurrido en películas rodadas en España fue el que acaeció en 1966 en el rodaje de El bueno, el feo y el malo, dirigida Por Sergio Leone y protagonizada por Clint Eastwood, Eli Wallach y Lee Van Cleef. Sin duda es uno de los títulos más emblemáticos tanto de los actores como del director y una de las referencias en lo que posteriormente ha sido conocido como Spaghetti Western. La película también ha pasado a la historia por la excelente banda sonora de Ennio Morricone, cuyo tema central El éxtasis del oro está siempre en los primeros puestos de las mejores B.S.O. de la historia. ¿Quién no recuerda este pasaje de la banda sonora? Quizás más conocido que la propia película.
Uno de los carteles de la película
La película fue principalmente rodada en España, entre los desiertos de Almería y varias localizaciones en Burgos, en las inmediaciones de Salas de los Infantes y la Sierra de la Demanda, corazón del Valle del Arlanza. En ella participaron más de 1500 extras españoles, entre militares profesionales y vecinos de las localidades cercanas. No cobraban nada por esta participación, pero se remuneraba con 500 pesetas de entonces a los extras que se presentasen voluntarios en las escenas más arriesgadas del film. Saltos desde caballos, si se lanzaban desde un puente al río, caídas por terraplenes....
Momento de un descanso del rodaje del rodaje
La trama gira en torno a tres pistoleros que buscan un tesoro durante la guerra civil estadounidense. Uno de las más importantes pasajes reside en la intención de volar el Puente de Langstone sobre el Rio Grande (se llegó a represar el río Arlanza para que subiese su caudal y se pareciese más al original). Para la escena, los ingenieros zapadores del ejército español levantaron un puente de madera. En este puente suceden varios pasajes de la película, pero su misión principal, era su voladura en uno de los episodios claves del film.
En cualquier largometraje, las escenas con explosiones, voladuras, destrucciones en las que interviene explosivos suelen ser las más costosas. La creación de lo que hay que explotar, y el riesgo de reconstrucción si la toma no sale bien, con el coste que conlleva, hace que sean minuciosamente cuidadas para evitar posibles sobrecostes altos de la producción.
Puente construido
Cuando todo el equipo estaba preparado para el rodaje de la escena donde se debía volar el puente, a la espera de la señal de Sergio Leone, sucedió el primero de los infortunios. La orden convenida era: ¡Vai! (¡Vamos!) pronunciada por el director a través de un walkie-talkie y en ese momento el capitán de los ingenieros militares españoles que había construido el puente tendría el honor de apretar el detonador que reduciría a escombros el puente en el que había colocadas suficientes cargas de dinamita. Pero momentos antes de la señal del director, por el mismo canal de radio uno de los ayudantes de la película, dirigiéndose a otro de los miembros del equipo, ajenos a la voladura del puente, le dijo ¡Vai! ¡Vai! refiriéndose a un asunto que llevaban ellos dos en el rodaje. El capitán español, no distinguiendo la voz de la de Sergio Leone, obedeció inmediatamente y pulsó el detonador.
Momento de la voladura del puente en la película
El puente fue destruido inmediatamente tras la detonación, pero no había ninguna cámara rodando la explosión, segundo de los infortunios, por lo que ninguna imagen de esta accidental voladura pudo ser utilizada en el montaje final. Para fortuna del productor de la película (Alberto Grimaldi) en ese momento no había nadie sobre el puente ni las inmediaciones, por lo que no hubo que lamentar daños personales. El miembro del equipo que pronunció las palabras que no debería haber pronunciado, fue fulminantemente despedido por un furioso Sergio Leone.
El capitán español, avergonzado por su error al confundir las voces se comprometió a reconstruir un puente idéntico al destruido, para lo que se valdría de las imágenes ya rodadas en su intención de una recreación perfecta. La reconstrucción del puente se llevó a cabo en tiempo récord mientras se rodaban otras escenas de la película. El militar español sólo puso una condición para levantar el puente de manera totalmente gratuita. Se debía readmitir en el rodaje al miembro que dio la no intencionada orden. Se accedió a la petición y finalmente el puente se reconstruyó. La escena pudo ser llevada a cabo sin problemas y con la ejecución que podemos ver en la película.
Como curiosidad añadida, Clint Eastwood sólo aprendió a decir una palabra en español durante este rodaje. Varios de los extras de la película, en los compases de espera de esta entre escena y escena, se dedicaron a coger cangrejos del Arlanza, para después preparar varias cazuelas de cangrejos con tomate y ofrecérselas a todo el equipo. Gran parte de los miembros americanos del rodaje, entre ellos Eastwood, no los habían probado nunca y quedaron encantados con el manjar. Clint Eastwood, todos los día en el rodaje sonreía, señalaba el río y decía ¡¡cangrejos!!
"Es bueno saber que en algún lugar del mundo, llueva o truene, hay un plato de sopa esperándote".
Fuente: Libro: Anecdotario del cine