Cierto día pasaba por ahí un Ganso (un animal al que jamás a ningún otro animal de la selva se le hubiera ocurrido preguntarle sobre tamaño tema), y el Ganso ya cansado de escuchar la discusión se acercó y les dijo que lo más sensato era buscar algún puente mediador que intentara explicar y congeniar ambas teorías en algún punto, y les recomendó que leyeran sobre filosofía. Todos los animales de la Selva quedaron maravillados con la afirmación del Ganso y, desde ése momento, se transformó en el animal más sabio de la selva.
La moraleja de esta historia es: La verdad absoluta no existe y esto es absolutamente cierto, o bien… en un mundo de absolutistas hasta el más ganso puede filosofar.
Fuente: http://www.yaeshoy.com.ar/yeh/2010/01/libro-i/
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