El burocratismo me acorrala: ¡Auxilio Nicolás!

Publicado el 13 septiembre 2014 por Jmartoranoster

Por Eduardo Rothe


Atención: Jorge Rodríguez, Jesse Chacón, Andrés Izarra, Yuri Pimentel, Freddy Bernal, William Castillo, Ernesto Villegas, Tareck El Aissami, Ricardo Menéndez, Delcy Rodríguez, Gustavo Pereira, Emiro Antonio García Rosas, y otros tantos amigos y conocidos cuyas voces llegan más arriba que la mía.
Deslizaron bajo mi puerta un aviso donde se lee (textual): “¡¡¡ATENCION BELLORAL!!! ESTACIONAMIENTO AVENIDA ANDRES BELLO. Por la presente se informa a los propietarios que estacionan sus vehículos en el estacionamiento sobre la Avenida Andrés Bello que el propietario del mismo FOGADE hará uso del mismo. Por lo tanto intimó a los que estacionan en el mismo para que en el plazo de Una Semana (7 días) desalojen dicho estacionamiento so pena de remolcar los vehículos que allí se encuentren. Por tal motivo alertamos a los vecinos a que procedan de acuerdo a lo anterior evitando incomodidades a toda la comunidad. La Junta de Condominio. Edificio Belloral.”
Este edificio de 11 pisos, construido en Los Caobos hace casi 50 años y hoy habitado por chavistas y opositores que conviven en sana paz, tiene en su Planta Baja algunos locales, uno de los cuales era, me dicen, del Banco Unión y terminó en manos de FOGADE. Cuando me mudé al edificio en 2008, (hace 6 años) ese local estaba en manos de la Alcaldía Metropolitana de Ledezma, que cobraba alquiler por los puestos de estacionamiento: nada extraño, viniendo de los adecos, que le sacan sangre a una piedra. En 2009 el local pasó a manos del Gobierno del Distrito Capital (Jacqueline Farías) y el cobro de peaje terminó: los vecinos siguieron usando el estacionamiento de su edificio y la vida siguió su curso. Pero ahora aparece este papel, con ultimátum para el miércoles 10 de Septiembre, (hace ya dos días)*.
Algunos vecinos que me dijeron que habían llegado “unos militares” y “unos motorizados del gobierno” a dar el ultimátum. Y es así como una veintena de apartamentos (con más de un centenar de personas, muchas de la Tercera Edad) están amenazados de no poder estacionarse en su edificio, en una zona relativamente insegura que no donde un estacionamiento en 2 o 3 kilómetros a la redonda. Incluso para mí, que sólo tengo mi moto, esto representa un problema insoluble. Y todo por voluntad de FOGADE, la institución que tiene más locales y estacionamientos en Venezuela.
No discuto la “legalidad” con que nos quieren arruinar la vida los pesados de FOGADE, pero Chávez nos enseñó a ver la injusticia que se esconde tras “lo legal”, y no hay ningún “uso social” que justifique tratar así y perjudicar a un grupo de personas que no pueden defenderse.
Con 70 años de edad, para mí es muy tarde volverme dócil y sumiso, bajar la cabeza sin pelear. Trabajo todos los días (en 12 años he tenido dos meses de vacaciones) y no me quejo, pero no tengo fuerzas físicas para tomar los varios autobuses y metros que requiere llegar a la oficina, ni puedo gastarme la mitad del sueldo en taxis. Tampoco tengo tiempo ni dinero para emprender una batalla legal sobre los derechos “naturales” de unos vecinos frente a una potencia como FOGADE. Si pierdo el estacionamiento, deberé vender la moto y renunciar a mi empleo. Quizás ha llegado para mí el momento de jugármelo todo por el todo, enfrentar una injusticia y prepotencia intolerable.
Este no es un caso personal ni particular, porque todo atropello “legal” abre las puertas a todos los atropellos, y ésta no es la Venezuela que Chávez construyó y nos enseñó a defender. No me importa cómo ni cuándo un banco se apoderó del estacionamiento de un edificio, ni la “tradición jurídica” por la que una institución abstracta y lejana, que no vive en el edificio, sea propietaria de lo que debería ser de todos. El burocratismo es un mal que viene de lejos, y hay que combatirlo como a un incendio. ¿Existe alguna solución negociada posible?
Por eso le pido auxilio al Presidente de la República, a los “amigos y conocidos” que nombré al principio, y a todos los colegas de las redes sociales que puedan ayudarme a difundir este artículo. Faltan 48 horas para que se cumpla la amenaza de violencia legal., a la cual tengo que resistirme. Quienes me conocen saben que lo haré.
No soy creyente, pero soy marino y hoy es el día de la Virgen del Valle, a quien los navegantes acudimos en las tormentas. A ella, y a ustedes camaradas, gracias por su ayuda.
* Nota de los editores