En el infausto año de 1568, Felipe II vive el momento más arduo de su reinado: en julio muere en Segovia su hijo, el príncipe Carlos, heredero del trono, y poco después su esposa Isabel de Valois.
Los conflictos en Flandes crecen, los turcos amenazan el Mediterráneo, los moriscos de Granada se rebelan y todo parece ir a peor. Pero el monarca está dispuesto a afrontar los problemas del reino. Prevenido gracias a sus diestros secretarios, pone en práctica su mejor arma secreta: una red de espionaje como nunca ha conocido Estado alguno. Pero no puede fiarse siquiera de su avezado cuerpo diplomático. Los agentes dobles abundan y el peor enemigo, el Gran Turco, dispone a su vez de hábiles informadores.
Su Majestad decide entonces acudir a las Ordenes Militares para echar mano de sus nobles y leales miembros: monjes guerreros juramentados que se mantendrán fieles en los mayores peligros.
Genial novela.