El caballo aventurero

Por Elbauldeloscuentos

En la cuadra de una granja vivía un caballo al que todos los días cepillaban, preparaban pienso y cantaban canciones dulces para dormir. 
Un día de sol este feliz caballo se distrajo persiguiendo una mariposa multicolor, que le llevó hasta un frondoso bosque, lejos de su cuadra.
Cuando se dio cuenta de dónde estaba, el caballo se preocupó porque no sabía regresar. Pero en ese momento apareció un gracioso cervatillo que le preguntó si le podía ayudar.
Cuando le contó que era un caballo perdido, el cervatillo le invitó a ir con él. El caballo relinchó y los dos juntos empezaron a caminar. A partir de ahí, para el caballo todo fueron sorpresas.
El cervatillo vivía con muchos animales pero eran todos como él.
“Es mi manada”, le explicó el cervatillo “vivimos todos juntos y nos cuidamos”.
 “Yo en la granja también vivo con animales, pero son diferentes a mí”, respondió el caballo mientras preguntaba dónde estaba el pienso para comer.
“Aquí comemos hierba fresca, esta misma que estamos pisando” le dijo riendo el cervatillo.
¡Qué buena estaba! Después de disfrutar comiendo hierba fresca, se bañaron en el río y galoparon por el bosque hasta que se agotaron tanto que se fueron a dormir a la cueva del cervatillo. “Esto no se parece en nada a mi cuadra” pensó el caballo.
Al día siguiente, era ya momento de regresar a la granja, pero al caballo le daba mucha pena ¡le había gustado tanto estar con el cervatillo! Así que decidió que todos los sábados se acercaría al bosque para estar con él.
Y para avisar al granjero de esta genial idea, el cervatillo y el caballo prepararon un cartel que decía “Hoy es sábado y me he ido de excursión al bosque. Regreso mañana”.
Y el primer sábado que el caballo fue al bosque, al granjero le encantó la idea, tanto que de vez en cuando le decía que llevará también al gallo o a la vaca a jugar al bosque con los cervatillos. Ilustración: Ana del ArenalImprime este cuento