El cabo del miedo (1991), de martin scorsese. la ley del salvaje.

Publicado el 30 noviembre 2012 por Miguelmalaga

Por fin he podido visionar una de las pocas películas de Martin Scorsese que me quedaban pendientes. Y no por falta de ganas, sino porque hasta ahora, la edición en dvd existente en el mercado carecía de subtítulos en español y yo me negaba a adquirir un producto defectuoso. Ahora, en la edición en blue ray por fin se ha subsanado este error. Me ha sucedido algo muy curioso con El cabo del miedo (adaptación de un clásico de 1962), y es que me parecía recordar muchas de sus escenas. Al principio pensé que esa sensación sería debida a que habría visto el trailer en alguna ocasión, pero en seguida caí en la cuenta: existe un episodio de Los Simpsons que parodia esta película de principio a fin. Así que ha sido muy curioso: he visto la parodia mucho antes que el original.

Aunque en principio El cabo del miedo parezca concebida como una lucha entre el bien y el mal, entre el abogado padre de familia de vida intachable y el loco psicópata recién salido de la cárcel, poco a poco el espectador va descubriendo que, aunque el personaje de Robert de Niro se muestra desde el principio con total transparencia, el de Nick Nolte tiene algunas cosas que ocultar, empezando por su adicción a las relaciones extramatrimoniales. Sam Bowden, el abogado, se contempla a sí mismo como un hombre amante de las leyes, cuya vida jamás podrá salirse ni un ápice de sus márgenes. Pero, en su ejercicio profesional, cometió un desliz en el que seguramente consideró que la justicia estaba por encima del derecho: ocultó una prueba que podía haber favorecido a un defendido suyo en un caso brutal de violación. Y este reo, catorce años después, sale de la cárcel sediento de venganza.

Robert de Niro realiza una de sus interpretaciones magistrales que brillan por su ausencia en la actualidad. Su Max Cady es realmente una presencia temible. Sólo falla un poco su credibilidad en sus escenas de seducción, sobre todo cuando lo hace con la hija del abogado, quizá porque la interpretación de Juliette Lewis no está a su altura. Se da la paradoja de que Cady ha descubierto en la cárcel que es un ser inteligente: ha estudiado derecho, ha leído mucho y se ha fabricado una visión del mundo a medida de sus planes de venganza. También ha descubierto a Nietzsche y se ve a sí mismo como un superhombre por encima de las leyes humanas. Y realmente, algo de sobrehumano tiene Cady, cuando algunas de sus acciones parecen realizadas desde una improbable omnisciencia: parece saberlo todo sobre sus víctimas y adivinar cuales van a ser sus próximos movimientos.

Lo más interesante de la película es la deriva de Sam Bowden desde su vida burguesa y civilizada al fango al que lo arrastra Cady: al final él también es una bestia herida sedienta de sangre. Su pequeña transgresión de catorce años atrás parece haber crecido lentamente hasta devorar su alma. Aunque el guión tiene algunos fallos, el virtuosismo de Scorsese como director consigue que esta sea una cinta de calidad. Si el espectador la visiona sin prejuicios, se encontrará con una magnífica obra de suspense, con numerosos toques del maestro Hitchcock.