Al sur de Atenas, en el punto más al sur del Ática, se alza un solitario promontorio coronado por las ruinas de un templo. Se trata del Cabo Sunión, un lugar de gran importancia para la historia y la cultura de Grecia, especialmente de Atenas; y una de las excursiones turísticas típicas que se hacen desde la capital griega.
El Cabo Sunión, por su posición estratégica, ha sido de gran importancia a lo largo de la historia: era un lugar ideal para avistar las naves que se dirigían hacia Atenas, a 65 Km. tierra adentro. Los estudios arqueológicos datan las primeras construcciones alrededor del año 700 aC: en esa época existía un templo, que posiblemente fue destruido por los persas durante la segunda Guerra Médica (480 aC).
Las ruinas que hoy coronan el cabo pertenecen a dos templos construidos unos cuarenta años después, y dedicados a dos de las principales divinidades veneradas en Atenas: Atenea, patrona de la ciudad; y Poseidón, el rey de los mares, con quien le convenía estar a buenas a una ciudad de navegantes como era Atenas. Ambos sucumbieron en las destrucciones de los templos paganos que comenzaron en el siglo IV, después de que el emperador romano Constantino proclamara el cristianismo como religión de estado.
El Cabo Sunión también tiene una presencia importante en la mitología y literatura de la antigua Grecia. Según la leyenda, desde lo alto el cabo, el rey ateniense Egeo esperaba el regreso de su hijo Teseo, que había partido hacia Creta para enfentarse al terrible Minotauro. Teseo le había dicho a su padre que la tripulación izaría velas blancas si había salido victorioso, y velas negras si había muerto. A pesar de haber vencido, la tripulación izó por error las velas negras y Egeo, creyendo que su hijo había muerto, se arrojó al mar que desde entonces lleva su nombre. También Homero y Heródoto mencionan este lugar en la Odisea y las Historias respectivamente, señalando que aquí se realizaban festejos y rituales en honor a Poseidón.
Hoy en día el Cabo Sunión es uno de los lugares más visitados de los alrededores de Atenas, especialmente al atardecer, cuando el sol poniente hace brillar las aguas del mar Egeo con un halo que nos remonta a los tiempos de las leyendas. Salen muchas excursiones guiadas, pero si prefieres ir por tu cuenta puedes alquilar un coche aquí.