Leo en un artículo de El País que la iniciativa del Café Pendiente se está extendiendo por varios bares de nuestro país. Y después de leerlo decido compartirlo aquí, con todos los que me leéis, porque a veces está bien reconocer que, a parte de las cosas que se hacen mal en esta España Cañí, hay otras de las que podemos sentirnos orgullosos. Por eso saco pecho y decido escribir esta entrada, para darle la bienvenida al fin de semana y endulzaros el viernes con esta maravillosa iniciativa.
El Café pendiente es una práctica que tiene sus orígenes en Nápoles. La idea parte de una cadena solidaria de consumidores de café, de tal modo que el consumidor paga el suyo primero y deja pagado uno o varios más en carácter de “pendientes” para quienes no puedan pagarse el suyo. Las personas sin recursos entran al bar y preguntan si hay algún café pendiente y, si es el caso se le invita a un café que pagó el otro consumidor. Ahora esta iniciativa solidaria no se ha quedado en las fronteras de Nápoles, donde cuando alguien tenía algo que celebrar, bebía un café y dejaba otro “caffè sopeso“, sino que gracias a la difusión que le han otorgado las redes sociales, puede verse esta práctica en más lugares del mundo.
Gonzalo Sapiña es el precursor de esta iniciativa en España. Descubrió el proyecto en Internet y lanzó una página en Facebook para difundirlo. Funciono también que creó una web donde se va tejiendo la red española de cafés pendientes. El artículo de El País habla de un bar en concreto, el del intercambiador de Sol, donde hace cinco meses se colocó la pizarra del café pendiente. Ya han pintado unas 50 rayitas en dos listas: la de cafés y la de bocadillos ya pagados.
Sin duda una iniciativa solidaria que, como casi todo lo que merece la pena en este país, nace de los ciudadanos. Desde abajo.
NOTA: Pasad buen fin de semana y si queréis, dejad algún café pendiente por ahí. Nos leemos el lunes, almas cándidas :)