Unidos entre sí, los trozos formaban una placa de 1,48x0,90 m2 en la que hacia el siglo I-II a. C. se había grabado un detallado calendario galo, con palabras celtas escritas mediante el alfabeto latino.
Este calendario celta presenta muchas similitudes con los calendario públicos o parapegmata encontrados en distintas partes del mundo griego y romano.
En la localidad de Villars d'Héria, al este de Francia, se encontró un calendario muy similar al de Coligny, del que sólo se conservan ocho pequeños fragmentos.
Fuente: - "Historia National Geographic, número 121".