El lehendakari López defendió ayer, en clara alusión a la izquierda abertzale, la necesidad de integrar en la democracia a quienes han mantenido hasta la fecha, según sus palabras, “posiciones totalitarias cercanas a la violencia“. Comparto plenamente, en esta ocasión, las manifestaciones del lehendakari, pero no puedo entender cómo es posible para él compatibilizar este discurso con la reivindicación de la ley de partidos y la ilegalización de Batasuna. Integrar en la democracia a la izquierda abertzale implica a todas luces garantizar su presencia en las instituciones y sumar a sus representantes al juego político normalizado. Es decir, justo todo aquello a lo que el lehendakari y su partido se oponen. López habló ayer ante los cargos públicos de su Gobierno y alardeó de tener las ideas claras, obviando que llamar a la integración de Batasuna en la democracia y cerrarle, al mismo tiempo, las puertas de las instituciones son posiciones contradictorias.Claro que el lehendakari también hizo referencia al “gran triunfo del cambio político“, olvidando que su Gobierno es rechazado por la inmensa mayoría de la sociedad vasca e incluso por una parte significativa de su propio electorado, según todas las encuestas y sondeos realizados desde la firma del pacto PSOE-PP hasta la fecha. López insistió, igualmente, en que este cambio no es “pasajero”, lo que permite vislumbrar que aspira a reeditarlo en Ayuntamientos y Diputaciones. Ahora lo entiendo todo, para que las cuentas le salgan primero tiene que librarse de la izquierda abertzale.