"Es un jugador diferente, difícil encuadrar qué hace bien o mal. Hay cosas que hace menos bien pero hay pocos jugadores con su talento que nos puedan dar lo que él nos va a dar, sobre todo su uno contra uno. Tendrá que adaptarse al juego de la selección y darse cuenta de que cuando está entre los mejores ha de hacer las cosas como tiene que hacer. No ha dado todo lo que puede dar, pero tiene carácter para aprender", le definió Mario Pesquera, entonces seleccionador, cuando anunció que Sergio Rodríguez (Santa Cruz de Tenerife, 1986) era uno de los preseleccionados para jugar un Europeo de Belgrado de 2005. Una decisión precipitada para muchos, por más que el base acababa de ser nombrado jugador revelación de la Liga ACB por ser ya todo un agitador para el Estudiantes de Pepu Hernández, quien le había hecho debut en la final del torneo anterior, el curso 2003-2004, ante el Barça. El caso es que Pesquera le hizo debutar con la absoluta en un Europeo marcado por la ausencia de Pau Gasol y Raül López y la pérdida del bronce ante la Francia de Tony Parker. Ya veía a Sergio Rodríguez como alguien diferente, alguien que necesitaba comprenderse, pero también comprensión. Un genio que debía crecer y que brilló, ya con Pepu de técnico, en las semifinales del Mundial de Japón ante Argentina. Sergio Rodríguez se marchó con un oro colgado a una NBA en la que no llegó a cautivar. Allí, pese a pasar de puntillas por los Blazers, los Knicks y los Kings, el Chacho maduró y volvió a la ACB para firmar por el Madrid tras una llamada de Ettore Messina. Aunque ha sido Pablo Laso con quien ha mostrado todo el potencial que enseñaba esporádicamente y que ahora enseña partido a partido. "Antes", le confiesa a Quique Peinado en la Gigantes de basket de febrero, "intentaba hacer algo especial en cada partido, en función del rival". Ahora Sergio sale a la pista siempre con la misma motivación, para suerte del baloncesto, pero desgracia, en este caso, del CAI Zaragoza, destartalado tras la irrupción del base tinerfeño, autor de 13 puntos y que repartió 11 asistencias y recuperó tres balones. Tras su entrada, el Madrid concretó su cuarta final de Copa del Rey en los últimos cinco años aplastando a su rival, reducido a un extraordinario Shermadini (98-66).
Sergio Rodríguez tiene la autoridad del profesor que dicta la lección, pero despierta la admiración de quien hace cosas extraordinarias con desparpajo, como si realizase la tarea más rutinaria del mundo. Le sobra tiempo para descartar varias jugadas y escoger la mejor. Para muestra, su segundo cuarto: 10 puntos, seis asistencias y dos de las ¡17! recuperaciones de un Madrid hambriento siempre. Entonces se vio a un Slaughter generoso en ataque y en defensa, como Rudy, hiperactivo y que parece olvidarse de los asuntos extradeportivos. El CAI Zaragoza era una grieta (52-28 a los 18m 4s) pese a su competido inicio (16-15 a los 7m 54s con Shermadini y Sanikidze como puntales y dominando el rebote con claridad). El desplome del conjunto de José Luis Abós estaba siendo absoluto. El técnico había clavado el porcentaje de opciones de su equipo de ganar, un 1%. Como dijo Llompart, el Madrid impuso un ritmo que su equipo no pudo seguir.
Muchas cosas hubiese tenido que hacer bien el CAI Zaragoza para vencer un encuentro en el que perdió hasta 22 pelotas (solo tres recuperadas) y solo acertó en 2 de sus 17 tentativas de triple. Desde más allá de 6'75 Sergio Llull y Rudy sentenciaron el partido en el inicio de un tercer cuarto que no jugó Sergio Rodríguez y volvió a encumbrar a Felipe Reyes, un trabajador incansable capaz de anotar tras recibir un tapón de Sanikidze. Laso volvió a acudir a Sergio Rodríguez en el último período para que siguiese con sus trucos de magia y El Chacho repartió cinco asistencias más para suerte de sus compañeros. Ante un rival reducido casi siempre a un Shermadini que acabó con 30 de valoración, 19 puntos y ocho rebotes. Quizás su último partido con el CAI Zaragoza, pues se rumorea que al Olympiacos, con el que fue campeón de la Euroliga la temporada pasada, le interesa volver a contar con él.MADRID 98 (22+32+23+21): Llull (12), Rudy (16), Darden (0), Mirotic (15), Bourousis (4) -quinteto inicial-, Draper (7), Reyes (11), Díez (0), Rodriguez (13), Carroll (12), Slaughter (6) y Mejri (2). CAI ZARAGOZA 66 (15+22+13+16): Llompart (4), Roll (4), Rudez (11), Sanikidze (7), Shermadini (19) -quinteto inicial-, Jones (6), García (0), Stefansson (7), Tomás (4), Tabu (0) y Fontet (4). Árbitros: Daniel Hierrezuelo, Miguel A. Pérez Pérez y Carlos Cortés. Incidencias: Partido correspondiente a las semifinales de la Copa del Rey disputada en el Palacio de los Deportes Martín Carpena, de Málaga, ante 10.800 espectadores.