Que las redes sociales han cambiado nuestra forma de interactuar con los demás es un hecho y una realidad irrefutable. Hace años recuerdo que estuve dando un módulo de redes sociales en una escuela de negocios de Madrid, y les contaba que la presencia de Facebook en cuanto a número de usuarios era mayor que la población de todo América junta (sumando norte, centro y sur), pero esto no va de "contar lentejas". Va de que hay nuevos canales para comunicarte con la gente.
No son mejores ni peores que los canales tradicionales. Son diferentes, y en cierto modo afecta a la forma en la que interactuamos con la gente. ¿Recuerdas la última vez que has llamado al teléfono fijo de un amigo? Yo no, pero si recuerdo que hasta la irrupción primero de los teléfonos móviles y después de las redes sociales, era un hecho muy común.
Y ahora hay redes sociales para comunicarse o para estar informado (amigos, contactos y noticias) como pueden ser Facebook o Twitter, redes sociales para compartir fotografías (Instagram) e incluso redes sociales para ligar y existe hasta un comparador de páginas de dating. En cierto modo se pierde la esencia, pero el recurso de la inmediatez ha sustituído a la autenticidad de las relaciones y a la captura de la esencia por el hecho de hablar con alguien cara a cara y mirándole a los ojos mientras percibimos su expresión corporal, sus gestos, etc.
Que conste que también eso hace que todo sea más cómodo (aunque quizás más ligero), pero a fin de cuentas depende de cada uno de nosotros el peso de la relación personal e impersonal (vía redes sociales). Recientes estudios señalan que está habiendo una vuelta al concepto experiencia, y los nuevos mileniars están dejando de lado las redes sociales... o al menos su crecimiento y adopción se ha frenado por primera vez en una década.
¿Significa esto que volvemos atrás?