Los equinoccios y solsticios marcan el cambio de las estaciones, y la rotación, la órbita, la distancia del Sol y la oblicuidad (la inclinación del eje) determinan los cambios meteorológicos. Cuando Plutón alcanza el punto más alejado del Sol (en invierno), su atmósfera se congela. Los anillos de Saturno no proyectan sombra durante los equinoccios, y en Titán, su mayor satélite, los chaparrones de primavera son de metano y pueden prolongarse varios años terrestres.
El invierno trae a Marte nevadas de dióxido de carbono, y en Mercurio prácticamente no hay cambios estacionales porque su atmósfera es extremadamente fina, y porque su rotación es tan lenta que, en ese planeta, un día equivale a dos años.
La duración de las estaciones en cada planeta